Caída de sistema e Inconsistencias en el PREP abren debate sobre transparencia Magistrada Rosalba Hernández, exige al OPLE garantías democráticas y respeto a voto de los veracruzanos.

Zona Centro

Nicolás Cruz Hernández - 2025-06-11

Luego de la caída del sistema de cómputo del OPLE el medio día de ayer, y en un escenario electoral de tensiones técnicas y desconfianza ciudadana, la magistrada Rosalba Hernández Hernández, reconocida jurista, activista y candidata a la presidencia Constitucional del Tribunal Superior de Justicia de Veracruz, crítico de manera directa el desempeño del OPLE, denunció graves inconsistencias en el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) y exigió certeza en el conteo oficial de votos, a celebrarse el próximo viernes 13 de junio.


En conferencia de prensa en su posicionamiento la magistrada, no solo pone en entredicho la integridad de la jornada electoral del Poder Judicial, sino que reactiva una discusión de fondo sobre la transparencia y legitimidad de los procesos electorales en México, particularmente en estados con profundas brechas sociales como Veracruz.


Un colapso que abre grietas institucionales


La preocupación de la magistrada apunta a un hecho técnico, pero políticamente significativo: el colapso del sistema del PREP a las 13:45 horas de este lunes 9 de junio. De acuerdo con el OPLE, la falla se debió a una saturación por más de un millón de accesos. Sin embargo, la candidata sostiene que el argumento es insostenible si no se transparentan los datos que ya habían sido cargados antes del colapso.


En su pronunciamiento, respaldado por un notario público, afirmó que a la hora del corte ella "sumaba 152,900 votos". El OPLE, por el contrario, afirmó posteriormente que ningún aspirante superaba los 2,000 votos al momento de la caída del sistema. Esta contradicción —aun no aclarada por la autoridad electoral, alimenta dudas sobre la trazabilidad, es decir seguimiento de los datos, la vulnerabilidad del sistema y la posible alteración de resultados.


“No pido que me reconozcan como ganadora”, subrayó, “pero sí exijo que se reconozca cada voto emitido. No se puede iniciar de cero un cómputo oficial cuando las boletas ya fueron abiertas, contadas y manipuladas”.


¿Errores técnicos o condiciones estructurales?


Más allá de la disputa puntual, el caso revela una fragilidad estructural en la administración electoral veracruzana. El boletín emitido por el OPLE, en el que se alude a un “crecimiento exponencial” de algunas candidaturas sin especificar cuáles, fue calificado por Rosalba Hernández como “desafortunado” y opaco.


Asimismo, señaló la posibilidad estadística y política— de alcanzar más de 150 mil votos, citando como referencia los resultados obtenidos por otros candidatos federales en Veracruz. Desde esa perspectiva, la invisibilizarían de su resultado no solo sería una irregularidad técnica, sino una forma de exclusión política de quienes representan agendas de derechos y justicia desde las periferias sociales.



“No pido que me reconozcan como ganadora”, subrayó, “pero sí exijo que se reconozca cada voto emitido. No se puede iniciar de cero un cómputo oficial cuando las boletas ya fueron abiertas, contadas y manipuladas”.


Democracia, sí. Pero con verdad


“Confío en la transformación, pero también exijo verdad”, concluyó. Su mensaje interpela no solo al OPLE, sino al sistema democrático en su conjunto: ¿es posible confiar en instituciones que no ofrecen certeza sobre el tratamiento de los datos electorales? ¿Qué garantías tienen las candidaturas que emergen desde los márgenes para ser reconocidas como legítimas?


En un estado que se ubica en la intersección de la desigualdad estructural, la violencia política y la impunidad institucional, la exigencia de verdad y transparencia en el conteo electoral no es una demanda personal, sino una expresión colectiva de dignidad y desobediencia frente a un sistema que, muchas veces, sigue decidiendo desde el centro y para unos pocos.


El pronunciamiento de Rosalba Hernández, no solo exige un ajuste técnico, abre una grieta en la narrativa triunfalista de las instituciones democráticas mexicanas y coloca sobre la mesa una pregunta incómoda, pero urgente: ¿cuál es el valor real del voto cuando la tecnología falla y la voluntad ciudadana se diluye entre boletines confusos y sistemas caídos?


Más que una candidatura, una trayectoria que interpela al sistema


Acompañada por simpatizantes, representantes de comunidades indígenas y medios de comunicación, Rosalba Hernández no solo defendió su candidatura reivindicó una historia de vida construida desde la adversidad y el trabajo territorial. Con más de tres décadas de activismo y docencia, ha sido referente en la defensa de los derechos de mujeres, pueblos originarios, personas con discapacidad, periodistas y población LGBTIQ+.


En su discurso, evocó su infancia como alfabetizadora, su arraigo en regiones históricamente olvidadas como la Huasteca, el Totonacapan o Uxpanapa, y su convicción de que el conocimiento y la justicia deben estar al servicio de quienes han sido sistemáticamente excluidos. “Nunca he llegado a un cargo por ser indígena, pero sí soy indígena y vengo de una historia de adversidad”, sentenció.

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