"Los hondureños no valen nada, son insignificantes"

Faltaban 5 minutos para que “La Bestia”, el tren que sobre su “lomo” lleva a cientos de migrantes centroamericanos, llegara a Coatzacoalcos, Veracruz. Emerson, un hondureño que tenía experiencia en viajar en tren, fue testigo del asesinato de 18 migrantes, en abril de 2014.

Era las 2 de la mañana y con el tren aún en marcha, pandilleros que los esperaban cerca de Coatzacoalcos subieron al tren. Empezó el movimiento, la gente se separaba para hacer 2 filas y sólo alcanzó a escuchar:

“Va empezar la fiesta y el que no trae coyote hoy se va morir”. Acto seguido: le dispararon en la cabeza a un joven, tenía 15 años, según Emerson.

Fueron 5 jóvenes los que no tuvieron suerte. Una vez que les disparaban, sus cuerpos eran arrojados de “La Bestia”.

Llegó el turno de Emerson: pagar la cuota o morir. Esa noche tuvo suerte, pues uno de los cientos de migrantes que viajaban en el tren traía lo que al líder pandillero le interesaba: bastante dinero y unos tenis.

“Cuando el pandillero se distrajo, aproveché para saltar el tren, así en marcha, me fui corriendo y me escondí”, dijo el hondureño.

Pasaron unos minutos y el tren paró la marcha, Emerson se quedó un buen rato en su escondite, sólo escuchaba los balazos y veía a lo lejos cómo tiraban los cuerpos. Cuando el tren arrancó decidió ir a ver y la escena lo conmovió, 18 migrantes fueron asesinados, al menos 5 eran menores de edad y 8 mujeres.

La prensa no hizo registro de lo que Emerson narra, según él, la policía tardó 2 días en llegar a recoger los cuerpos, pero en medios nacionales y locales no hay referencia de ello.

La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) realizó un informe especial en 2010 sobre secuestro de migrantes en México y reveló que de enero a septiembre de ese año 11,333 centroamericanos fueron víctimas de secuestro.

La vida de Emerson

Emerson tiene 24 años, desde los 8 años vive solo y se mantiene gracias a su talento para dibujar.

“A los 2 años mis padres me regalaron con desconocidos. Me escapé a los 8 porque ya no aguantaba el maltrato, sobreviví gracias a los retratos que dibujaba y vendía”, narró.

En Honduras no hay mucho de donde elegir: se es pandillero o se muere.

El Observatorio Nacional de Violencia de Honduras indica que el índice de homicidios en 2013 fue de 79 por cada 100,000 habitantes. En ese mismo año se cometieron 6,757 homicidios que representan el 71.5% de todas las muertes registradas en Honduras.

El robo

A los 16 comenzó su aventura de cruzar a Estados Unidos, pero en menos de 10 años la situación cambió, los migrantes ya no sólo deben preocuparse en qué harán una vez que lleguen a Estados Unidos, sino cómo cruzar y sobrevivir en México.

La Unidad de Política Migratoria de la Secretaría de Gobernación informó que 19 mil hondureños fueron presentados ante las autoridades migratorias de enero a mayo de 2014.

“Ya todo cambió, antes era la policía la que te correteaba, Migración, ahora son los narcos o la Mara. Antes uno agarraba el tren e ibas normal, ahora hasta cuota cobran”, relató.

Tras la masacre que presenció en Coatzacoalcos, caminó hasta Acayucan, Veracruz, esta vez la suerte no lo favoreció, ahí se topó con 7 adolescentes armados con cuernos de chivo y otras de grueso calibre.

Le quitaron todo lo que traía, su dinero, su ropa y lo más importante: sus pinturas, lienzos y oleos con los que pretendía ganar dinero en México y continuar su viaje.

Emerson no olvidó sus rostros, el más grande apenas tenía unos 20, pero lo que más caló fue lo que uno de ellos le dijo:

“Los hondureños no valen nada, son insignificantes, nosotros somos mexicanos”.

Tras varios días de trabajar poniendo tatuajes temporales, logró sumarse al #víacrucis migrante que se llevó a cabo el 15 de abril de 2014. Tiene confianza en que llegará a su destino.