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César Augusto Vázquez Chagoya Leanos en www.pasillosdelpoder.com vazquezchagoya@prodigy.net.mx 16 de AGOSTO de 2011

Zona Centro

- 2011-08-16

Caminante incansable, Alberto Morales, cariñosamente llamado “Beto Gato”, se dispuso a tomar sus alimentos favoritos que son los mariscos en la zona de restaurantes de Boca del Río, ubicado en el malecón donde se ve pasar el río Jamapa casi llegando al mar. Ese domingo 14 de agosto, Don Beto Gato nunca se imaginó que a las 17.30 horas estaría en el lugar y hora donde se escenificaría una balacera entre el Ejército y un grupo de malosos.

Mire que este periodista experto en videos y fotografía, lo hemos visto buscar estar en el lugar de la noticia. Un día se trasladó desde Coatzacoalcos hasta Nautla para estar en la entrada de un huracán, que finalmente entró por Tamiahua, más al norte del estado. Estuvo presente en las inundaciones en Tlacotalpan a pesar que no había paso por carretera o ir al sur de la entidad por los daños de la tormenta Matthew, yéndose en camioneta por la ciudad de Oaxaca para ir con destino a la carretera del pacífico que va a Huatulco y agarrar el camino del Istmo para llegar a Minatitlán.

Pero este domingo 14 de agosto sólo iba a comer y le tocó la noticia. Con la cámara de su teléfono capta el momento de la balacera y le grita a los demás comensales que se tiraran al suelo. Ya a la altura del piso se ve la histeria de señoras y niños. El mismo Don Beto fue quien gritó que ya había pasado todo. Se levanta y como buen reportero toma las fotos de los daños a vehículos que llevaban los malosos.

Hay fotos donde se captan los heridos. La llegada de los cuerpos de auxilio, pero nadie de esos testigos en Boca del Río se imaginaria siquiera que el Ejército siguió a los maleantes que huyeron hacia el puerto de Veracruz, y para tratar de distraer a las fuerzas del orden exactamente en la entrada del acuario de Veracruz, ubicado en la legendaria Villa del Mar en el malecón Ávila Camacho, tiraron una granada matando a una persona e hiriendo a una madre y a sus pequeños hijos de 6 y 5 años de edad.

La persecución siguió, pero elementos del orden se pararon a auxiliar a los afectados por el artefacto explosivo, utilizado en guerras como elemento de ataque o defensa.

Pero qué valor moral tenía aventar el arma asesina contra la población civil. Lo más indignante fue que afectó a niños, quienes dependen 100% de sus mayores y su inocencia rota por seres que perdieron toda humanidad por obtener dinero fácil.

Después de los hechos en Villa del Mar, las balaceras se extendieron por diversas zonas del puerto de Veracruz logrando escapar los responsables o irresponsables de los hechos, justo en el lugar preferido del puerto Jarocho para bailar, bañarse en la playa, comer paletas o exquisitos manjares de nuestros vendedores. Estaba lleno de gente inocente. Era tarde de domingo, lleno de paisanos y turistas.

En el suelo, la madre y sus dos hijos que vinieron a Veracruz para disfrutar las vacaciones. A pesar que elementos de Ejército se bajaron auxiliar a la gente que se divertía, muchos huían del lugar con el rostro de pánico. Otros civiles, solidarios, se acercaron también para ayudar mientras llegaban las ambulancias de auxilio, quienes llevaron a los heridos al hospital de alta especialidad propiedad del gobierno del estado.

A Villa del Mar en minutos llegó el gobernador de Veracruz Javier Duarte de Ochoa, quien advirtió que se detendrían a los responsables y que los gastos de las víctimas serían cubiertos por el gobierno. Son turistas, originarios de Toluca en el estado de México. En el caso trabajan la Procuraduría General de la Republica (PGR) y las autoridades judiciales de la entidad.

Hasta esta tarde del 16 de agosto, se reporta a la señora con sólo problemas de oídos y en cualquier momento podría ser dada de alta aunque en observación por ver cómo funciona su equilibrio físico, aunque el emocional esté roto. Su hijo de 5 años está fuera de peligro, y su hija de 6 años está grave, pero estable, por haber recibido esquirlas de la granada en la cabeza. Dios la salvará con la ciencia médica.

En Veracruz hemos vivido muchos episodios de la lucha contra el crimen organizado y en el puerto de Veracruz, así como en diversas ciudades de la entidad. Seguido aparecen mantas acusando a Genaro García Luna de estar coludido con el Cartel de Sinaloa; que la explosión en Michoacán en la noche del grito fueron fulano; que mataron tales a los del bar en Monterrey, etc.

Los mensajes no sólo se dan en mantas sino con recados en los ejecutados: “Este era un violador”, “No te pases, Milo”, “Este era un secuestrador y se hacía pasar como nosotros”, “También los amigos traicionan”, “No nos metemos con gente inocente ni con gente trabajadora”, etc.

Hasta ahora las mantas están calladas y los recados también.

Los “manteros” y “recaderos”, sean quienes sean, también tienen niños. No creemos que se sientan bien.

El padre católico de Ixtepec, Oaxaca, Alejandro Solalinde, dice que hay que perdonarlos porque también son víctimas; en la marcha de ese domingo 14 de agosto en la ciudad de México por la paz y justicia con dignidad, quedan las palabras de Julián Le Barón: “La indiferencia de la población, no evita que sean víctimas de la violencia”.

El mensaje del originario de Chihuahua que le mataron a su hermano y a su cuñado, es para todos. Nos quedamos indiferentes, agachados o nos unimos para parar como sociedad civil no sólo la impunidad del crimen organizado y las autoridades coludidas con ellos. Nosotros no vamos a meter a la cárcel a nadie, pero podemos ser un formidable instrumento de información para quienes combaten con valentía y lealtad a los delincuentes. Usted tiene la palabra.

La sociedad civil es sabia y encontrará en Veracruz la forma de organizarse, cómo ya lo hacen en varias regiones del país.

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