Graba todo, ¿alguien confiará en él?

Arturo Reyes Isidoro

Prosa Aprisa

2017-08-08

El gobernador Miguel Ángel Yunes Linares es un político –ya lo he dicho otras veces en este espacio– con toda la experiencia en el sistema político mexicano, un sistema de corte eminentemente priista en el que se han venido montando las demás formaciones partidistas, si bien con sus propios matices.
Prácticamente desde el gobierno de Rafael Hernández Ochoa (1974) ha transitado por la función pública o legislativa y el suyo es de los pocos casos de políticos veracruzanos que se han mantenido no sólo vigentes sino con éxito, ya sea en una posición o en otra, persistente y aguantador ante los embates de sus enemigos políticos, hasta alcanzar la gubernatura.
Este último cargo, seguramente el que era el sueño de su vida, su máxima aspiración, le costó alcanzarlo sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor, como dijera Sir Winston Churchill (la versión popular la maneja como sangre, sudor y lágrimas), porque sus dos grandes enemigos políticos y personales, Fidel Herrera Beltrán y Javier Duarte de Ochoa, le minaron el terreno a un gran costo con tal de impedirle que lo lograra.
Finalmente lo logró pero lo dañaron y lo siguen dañando tanto que incluso a casi siete años de que dejó el poder Fidel y a casi uno de que lo abandonó Javier, Miguel está encorsetado en un gobierno de sólo dos años, del cual ya consumió 9 meses y sólo le restan 13 y prácticamente se ahoga en arenas movedizas políticas conformadas por la escasez de recursos económicos y muchos compromisos de pagos por cumplir.
Por más que él pudiera decir que no, que ese no era ni es su objetivo de llegar a la gubernatura, es indudable que el poder también es para disfrutarlo y se duda que lo haya hecho hasta ahora, a menos que una forma de estarlo haciendo sea perseguir, encarcelar y hacer que regresan lo que se pueda los duartistas que saquearon el Estado. Si no es eso, al menos le dedica la mayor parte de su tiempo, acaso más que a combatir la delincuencia, sus dos grandes compromisos de campaña, que no ha podido coronar con éxito, si bien hace todo lo posible por conseguirlo.
Pero a medida que pasa el tiempo, lo que al inicio de su administración fue impactante, mediáticamente comienza a perder interés y fuerza, si bien logra distraer porque hace ruido, pero todo es momentáneo ya que los resultados hasta ahora son pírricos, pues a Javier Duarte, a él en lo personal no le ha quitado un solo quinto, ya que lo que ha obtenido ha sido lo que le han entregado o devuelto sus cómplices y operadores cercanos, nada que esté a su nombre, y no se sabe que hayan devuelto recursos o bienes, detenidos o procesados como Francisco “El Gordo” Valencia, Gina Domínguez, Mauricio Audirac, Leonel Bustos, Carlos Aguirre, o el mismo Arturo Bermúdez, quien si bien el propio gobernador declaró que el Fiscal le había dicho que quería negociar, el Ejecutivo no aceptó.
Ahora mismo, el gobernador Yunes se empeña de nuevo en castigar a Duarte y ha llegado al extremo de haberse ofrecido como testigo ante la PGR, lo que nunca antes había ocurrido en la historia del Estado, y aporta pruebas, según confesó la noche del domingo, lo que le llevará varios días, dijo.
Una pregunta que me asalta es si con tal de lograr su propósito, que también implicaría cumplir una de sus promesas de campaña, echará toda la carne al asador, esto es, si dará y dirá a la PGR todo lo que sabe y tiene de testimonios y pruebas, o si se guardará algo que, supongo, legalmente ya no le servirá luego porque no puede salir después con que se le pasó decir equis o yes cosa, aunque sí pueda explotarlo políticamente, como la filtración de un video con alguna confesión comprometedora, por ejemplo.
¿Esto que poco a poco va desgranando es lo que se había reservado y que iba a cimbrar a México?
Miguel Ángel es de los que no improvisa y seguramente todo lo que está haciendo lo tiene bien calculado. Posee su propia estrategia y su propio método de hacer las cosas. Es hábil como político e inteligente, pero ahora me pregunto si no se le pasó la mano, es decir, si no calculó mal, si no midió mal las consecuencias de lo que está haciendo y que en el futuro casi inmediato y mediato le puede traer repercusiones personales. Me explico.
En “Prosa aprisa” del 21 de julio (“La demanda de justicia es de todos”), publiqué que en el caso Duarte, Yunes Linares había decidido jugarse el todo por el todo “ofreciéndose incluso como testigo y abriéndose y revelando lo que todo mundo sabía o sospechaba pero que no podía probar: que él fue el autor de la filmación y grabación de los videos fragmentos de los cuales filtró a Carlos Loret de Mola y que éste dio a conocer como una exclusiva de Despierta”.
Y es que un día antes, el 20 de julio, en una conferencia de prensa muy parecida a la de la noche del domingo pasado, el gobernador dijo textualmente:
“Hoy anuncio que solicitaré a la Procuraduría General de la República que me llame a declarar como testigo y aportaré las pruebas que tengo en mi poder para acreditar que efectivamente lo que hubo en Veracruz no fue un gobierno, sino una banda de delincuentes organizados.
Tuve el cuidado de filmar todas las conversaciones con los cómplices de Duarte. De las mismas se desprenden elementos probatorios que de manera indubitable permitirán acreditar que hubo un acuerdo para robar los recursos de los veracruzanos.
Los videos que aportaré son prueba lícita porque yo los grabé y yo los aportaré. Aquí están en este disco duro que en su momento entregaré a la Procuraduría General de la República como prueba indubitable, como prueba lícita.
Daré también mi testimonio de las conversaciones que sostuve en Canadá con Moisés Mansur; y en la Ciudad de México con Juan José Janeiro y Antonio Bandín, y en Veracruz con Francisco García González, alias ‘El Franky’, uno de los principales cómplices de Javier Duarte”.
El domingo reconfirmó lo anterior con otra revelación: dijo que tiene grabada la conversación que sostuvo con Edgar Spinoso en la que éste confesó su participación en la red de corrupción de Duarte, y de paso confirmó que la fiscalía veracruzana y la Procuraduría General de la República (PGR) lo investigan.
Spinoso devolvió, según dijo, “varios terrenos” en el Fraccionamiento “El Lago”, en Xalapa; un departamento en “La Isla del Amor” en la ciudad de Veracruz; un avión Jet 45 y un Helicóptero Robinson, así como 720 millones de pesos, aunque sólo cumplió parcialmente.
Todo bien hasta ahí. Pienso si no aun en políticos contrarios o enemigos puede haber un acuerdo tácito, un pacto político de caballeros de yo te ayudo pero tú me ayudas no ventaneándome, esto es, que Édgar estuvo dispuesto a confesarle todo lo que le haya confesado y a entregarle todo lo que le entregó a cambio de que lo dejara en el anonimato (en Estados Unidos se protege a los testigos protegidos o soplones).
En realidad, el servicio que le prestó Spinoso es inestimable si se toma en cuenta que con todo lo que le devolvió y dijo fue con lo que Yunes Linares se lució en su rendición de protesta como gobernador cuando anunció lo que había logrado sin tener todavía el poder y que ha venido repitiendo ahora. Entonces, aquel 1 de diciembre de 2016, Miguel Ángel pudo haberse ahorrado más declaraciones si desde entonces hubiera revelado que lo decomisado lo tenía Spinoso. ¿Por qué guardó silencio tanto tiempo? ¿Es que acaso sobreentendía un acuerdo político de caballeros?
Ahora, explicó el domingo: “¿Por qué razón grabé estas conversaciones? Las grabé por dos razones sustantivas: la primera, para que quedara constancia que no había habido ningún arreglo fuera de la ley, que no se les había ofrecido absolutamente nada, que no se les había ofrecido perdón ni compasión” (a los duartistas).
Creo que todos los que traicionaron a Duarte y colaboraron con Yunes como informantes, o soplones, o rajones hoy se deben de dar con la cabeza de topes contra la pared, porque si pensaron que los protegería a cambio, ya tienen la respuesta. ¿Si de todos modos iba a terminar exhibiéndolos, denunciándolos y entregándolos, no hubiera sido mejor que no le hubieran facilitado las cosas?
Cierto: hasta ahora al gobernador le ha ido saliendo bien todo en el apretón contra los duartistas, pero, con esto quiero concluir: de aquí en adelante, ¿quién, duartista o no duartista, políticos, autoridades, legisladores, empresarios, miembros de la sociedad civil, etcétera, va a querer hablar con él en forma abierta, con confianza, si sabe, porque él mismo lo ha confesado, que a todos graba y después revela todo para utilizarlo como arma en contra de sus propios interlocutores, según le convenga? Esto le puede crear desconfianza hacia su persona, lo puede aislar de alguna manera, o hacer que nadie se sincere con él.