Seamos responsables

Lilia Cisneros Luján

Una Colorada

2018-10-08

El próximo sábado –segundo del mes de octubre- por mandato de la ONU, el mundo celebra un día mundial de las aves migratorias. Históricamente las aves, son asociadas con elementos románticos, ruiseñores que alegran a las chicas quinceañeras, canarios o cotorritos que acompañan a personas mayores, cuentos que tratan de reforzar en los niños las importancia de madres que cuidan el nido y alimentan a los polluelos, cigüeñas, que llevan bebés a los recién casados; aunque en el caso particular de las migratorias tenemos un claro ejemplo de lo que significa el autocuidado –si hace frío buscas lo templado- el trabajo en equipo –como se releva el guía para que todos lleguen con bien- y prácticamente todo lo indispensable para la continuidad de la especie.

Cuando escuchamos que esta o aquella ave se encuentra en peligro de extinción, casi siempre pensamos en cazadores furtivos o traficantes de especies; pero en un mundo absolutamente interrelacionado, son múltiples los factores que pueden propiciar la trágica extinción, como en el caso de los flamencos rosados que por causa de un ciclón, casi desaparecieron de las costas mexicanas. Las contingencias graves[1] ocuparon la atención de especialistas de diversas naciones en el “decenio para la reducción de los desastres naturales”, en donde se consideraron algunos vinculados con la acción humana, como las radiaciones, los envenenamientos –de ríos y mares por vertido de residuos, plásticos y basura en general-, los conflictos sociales, la drogadicción, los incendios entre otros.

Precedió al decenio que inicia este 2018: el haber decretado en 1992, un 22 de diciembre, como el día internacional del agua y, el 2003 como el año internacional del vital liquido, para seguir con el 2005 al 2015, como un “decenio del agua fuente de vida” en cuyo marco el 2008 fue un año internacional para su saneamiento y el 2013 como el de la cooperación en la esfera de esta fuente de vida. ¿Pueden sobrevivir las aves migratorias sin agua en sus lugares destino? ¿El agua potable es solo un derecho humano? ¿Cuántas especies se extinguirán si la euforia por las construcciones turísticas, destruyen humedales costeros?

En el marco del septuagésimo séptimo período de sesiones, el Consejo Económico y Social de la ONU, decidió entre muchas otras acciones, el alentar a naciones, organismos –locales, regionales e internacionales-, empresas a contribuir en este propósito del agua como causal para el desarrollo sostenible. Ordenar los recursos hídricos, pasa por lograr que los servicios de suministro se basen en el interés de los seres vivos de manera muy especial los humanos, que tienen derecho a este bien. Mirar la distribución del agua potable con criterios mercado lógicos, donde se trata de manara discriminatoria a los beneficiarios –porque viven en una colonia tazada catastralmente como elevada o en el otro extremo bajar la frecuencia y la calidad porque se trata de personas pobres- es violatorio de derechos y garantías fundamentales. ¿Cómo se caracteriza a gerentes, directivos o secretarios de una cartera obligada a cumplir con los objetivos y metas del decenio del agua vinculado con el desarrollo sostenible?[2] ¿Qué tal si por el corte de energía eléctrica no puedes usar la bomba que sube el agua a tu domicilio?

Promover el uso eficiente del agua a todos los niveles, implica no solo cumplir los compromisos internacionales que hemos suscrito –para el milenio, la agenda 2030- sino garantizar, el sustento, la seguridad y la salud de la población de México y quienes nos visitan como son las aves migratorias. ¿Qué es más importante millones de dólares documentados como pérdidas de una empresa de clase mundial o millones de vidas –humanas y animales- que no alcanzarán los niveles de expectativa mundial?

La semana que concluyó, estuvo plena de documentales, noticias, recuerdos de lo que ocurrió en nuestra patria hace medio siglo y en mucho de ese material parece que hay “fuerzas” empeñadas en no dejarnos salir del vértice de la víctima ¿Quienes estudiamos en la década de los 60, esperábamos que por la magia de la democracia nuestros retos se lograran? ¿Por qué no difundir lo que superamos muchos hijos de obreros, de migrantes y personas que al tiempo de estudiar trabajamos? ¿No son mejores baluartes estos últimos que los que murieron o quedaron amargados de por vida? Estamos por concluir el segundo decenio del siglo XXI ¿de que estamos dispuestos a hablar a nuestros hijos nietos o alumnos?

Pasamos ya el decenio del uso indebido de las drogas; hace 50 años, sin decenio, eran pocos los que se fumaban un churro de marihuana, hoy se vende toda clase de droga al interior de CU; en ese mismo tiempo podía salir al filo de la madrugada a filmar una película experimental en los canales de Xochimilco y regresar a casa sin ser asaltada o muerta, hoy me han robado mi cartera en un centro comercial lleno de agentes privados. El libre comercio pondera el éxito aparejado con el dinero, hoy entre desastres naturales y noticias de feminicidios, secuestros y aberraciones inverosímiles –como el hecho de que sea más seguro comprar agua embotellada en plástico que tener el líquido para beber en la llave de tu casa- parece que el destino de la sociedad, será muy similar al de las aves migratorias. ¿Cómo vamos a remediarlo, será con la revancha? ¿Esperaremos a que los legisladores y los nuevos funcionarios lo hagan todo? Si las leyes y quienes las modifican o las aplican siguen implicando –porque no saben o simplemente no quieren- actos de sabotaje a nuestra salud y plenitud de vida, en no mucho tiempo veremos como nos alcanza la extinción.