Menores secuestrados y feminicidios pueden irse al diablo

Bernardo Gutiérrez Parra

Desde El Café

2018-10-08

A pesar de que las autoridades digan una y otra vez lo contrario, lo cierto es que Veracruz sigue ocupando los primeros lugares en feminicidios y esa es una espantosa verdad que nadie puede soslayar.

La desaparición y asesinato de dos jóvenes mujeres ocurridas a finales de septiembre y con pocas horas de diferencia en el puerto jarocho, desató una ola de indignación entre la ciudadanía que reclamó al gobierno estatal una protección que éste no ha podido brindar.

Los últimos reportes indican que de enero a agosto de este año se han contabilizado en la entidad 172 desapariciones de mujeres y 117 asesinatos, de los cuales 78 han sido tipificados como feminicidios.

A pesar de que Veracruz tiene no una sino dos alertas de género emitidas por la Comisión Nacional para la Erradicación de la Violencia de Género, nadie hace caso a sus recomendaciones y la violencia contra las mujeres se ha recrudecido.

“Los feminicidios y las desapariciones son la constante de todos los días en Veracruz”, dijo una madre de familia y vaya que tiene razón; en esta primera semana de octubre se contabilizaron cuatro desapariciones: tres mujeres jóvenes y un menor de 12 años.
Y a propósito de este último, los ataques a niños y niñas en todo el país, incluyendo Veracruz, son brutales y ninguna autoridad parece darse cuenta.

Durante la Conferencia Nacional por los Derechos de la Infancia y la Adolescencia celebrada en la CDMX la semana anterior, Juan Martín Pérez García, director de la Red por los Derechos de la Infancia en México, dijo que todos los días -reitero- todos los días, asesinan en nuestro país a 3.6 niños en promedio y desaparecen cuatro, es decir, 26 menores son asesinados y 28 desaparecen cada semana.

En cualquier otro país estos datos serían un escándalo nacional, pero en México no, dijo Pérez García y por desgracia tiene razón.

Aquí, en las dependencias policiacas mexicanas, las fotos de niños desaparecidos se amontonan sobre un cerro de fotos amarillentas, añosas y polvorientas de otros niños que por razón natural ahora son adultos… si es que viven.

Pérez García agregó que cuando se piensa en desapariciones se piensa en los adultos, pero de acuerdo con el Registro Nacional de Personas Extraviadas y Desaparecidas, 6 mil 614 niños, niñas y adolescentes desaparecidos en el país, representan casi el 18% del total de desapariciones que suman 37 mil.

Indicó que seis de cada diez desapariciones corresponden a niñas y adolescentes, y el 80 por ciento de ellas tenían entre 13 y 17 años cuando desaparecieron.

Por su parte, el representante en México de la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Jan Jarab, indicó que entre los menores desaparecidos el porcentaje de mujeres es muchísimo más elevado que el de mujeres adultas desaparecidas y esto tiene que ver con la trata. En los últimos años han desaparecido 4 mil 980 niños, niñas y adolescentes, de las que 3 mil 67 son mujeres.

La trata de menores -dijo Jarab- es un delito invisibilizado, olvidado y deliberadamente negado ya que los tratantes tienen importantes vínculos con las élites económicas y políticas de este país.

En el caso concreto de Veracruz y según la Fiscalía General del Estado, durante los primeros 50 días de gobierno de Miguel Ángel Yunes desaparecieron 24 niñas y cuatro niños. Fue el único dato que dio la dependencia porque como los niños y niñas siguieran desapareciendo, archivaron las listas posteriores y se ignora el número real de menores desaparecidos.

¿Cuántos van hasta ahora? ¿Los buscan las autoridades?
Ni en Veracruz ni en el resto del país existen políticas públicas o legales que inhiban el secuestro de menores y el feminicidio, a pesar de que las cifras son de escándalo.
¿Es que acaso no hay ninguna autoridad que dimensione el problema? ¿Es que nadie va a hacer nada por evitar estos crímenes? ¿Es que van a seguir aumentando impunemente?

Hace años me tocó entrevistar a una madre cuya hija fue asesinada y su nieta secuestrada. Por meses paseó su dolor por varias dependencias públicas en demanda de ayuda y justicia hasta que un Agente del Ministerio Público literalmente la mandó al diablo.

Impotente ante la majadería del fulano me dijo (palabras más, palabras menos): “Las mujeres y los niños somos los más desprotegidos, los más vulnerables. Pero le seguimos valiendo pura madre al gobierno que en efecto una y otra vez nos ha mandado al diablo”.

De eso han pasado más de 30 años, pero las palabras de la acongojada mujer siguen vigentes hoy, tan vigentes como aquel día. Porque el auxilio, apoyo y justicia de las autoridades para las víctimas y sus familias, sigue siendo inoperante e indolente; igual que hace más de tres décadas.