REORGANIZACIÓN DEL PODER EJECUTIVO FEDERAL

Eduardo Coronel Chiu

Asuntos Públicos

2018-10-19

Ya están reunidas, al menos en un solo documento que pretenden convertir en ley, las ideas dispersas del presidente electo Andrés Manuel López Obrador acerca de su visión de la estructura y funcionamiento del Poder Ejecutivo con el que se dispone a gobernar el país.
Ayer, el coordinador del grupo legislativo de Morena en la Cámara federal de Diputados, Mario Delgado, un mensajero acreditado de AMLO, presentó la iniciativa para reformar la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal. Pese a que esta iniciativa apenas inicia el proceso legislativo, tiene todos los signos de la prioridad del próximo presidente; además de la garantía de su aprobación con escasos cambios, si los hubiera, dado el control mayoritario que tiene su partido del Congreso de la Unión.
Como suelen hacerlo los gobernantes con amplio apoyo legislativo y voluntad de acomodar las instituciones a sus planes y objetivos, así como a la distribución interna del poder entre el primer círculo de colaboradores, sus perfiles, nivel de influencia, confianza o cuotas, AMLO propone un nuevo balance en la estructura orgánica del Poder Ejecutivo. A partir de la organización vigente y las tareas sustantivas del Estado se observa la redistribución de facultades, qué dependencias cobran relevancia y cuáles se reducen, obviamente reveladoras del peso e influencia de sus titulares.
Menos Gobernación, crean Secretaría de Seguridad
De entrada se destaca la confirmación del desmantelamiento de la Secretaría de Gobernación que ocupará Olga Sánchez Cordero, la cual cede facultades para la creación de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, que estará a cargo de Alfonso Durazo, donde se ejercerán las funciones de Seguridad Pública, Protección Civil y de inteligencia para la seguridad nacional, el Cisen renombrado. Gobernación se limitará a las tareas de Gobierno, Enlace legislativo, Normatividad de medios de comunicación, Derechos Humanos, Migrantes y población y Democracia participativa.
Las redes de la oficina de la presidencia
A la Secretaría de Gobernación también le amputan la Comunicación Social del gobierno federal. Se traslada a la Oficina de la Presidencia de la República, donde despachará el empresario Alfonso Romo, otro de los funcionarios que saldrán fortalecidos. Entre las innovaciones que le confieren están las delegaciones de programas de desarrollo, las temidas “súper delegaciones” que no lo serán tanto, sino órganos de coordinación y enlace del Poder Ejecutivo con los gobiernos estatales y municipales. No están definidos aún en el proyecto de ley que se comenta los alcances funcionales de estas delegaciones, como tampoco la supresión de las delegaciones federales que permanecerán como “representaciones”, de momento solo es un cambio de nombre, habrá un régimen transitorio de 6 meses para evaluar y resolver la depuración de las delegaciones actuales, mientras tanto, la oficina de la presidencia los contemplará en su reglamento y a través de ellos tendrá su red de operadores en todo el país; como se sabe, serán designados los cuadros electorales de Morena en cada entidad federativa, en Veracruz, el embajador de la presidencia será Manuel Huerta, actual dirigente estatal de Morena.
Súper Hacienda
También saldrá fortalecida la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. La dependencia a cargo de Carlos Urzúa, además de las facultades sustantivas en materia de ingresos, gasto público y deuda, nombrará a los titulares de las unidades administrativas de todas las dependencias –las oficialías mayores de ahora–, se reportarán con Hacienda y centralizará todas las adquisiciones de bienes y servicios del Poder Ejecutivo y sus respectivos pagos. Un gigante administrativo para el control del gasto. Igualmente tendrá el padrón de programas y beneficiarios del Gobierno Federal.
Otros cambios
La Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) cambiará de nombre y se llamará Secretaría de Bienestar, y le suman un programa social prioritario, la siembra masiva de árboles en el país. La Secretaría de Energía, donde despachará Rocío Nahle, tendrá más injerencia para supervisar la explotación petrolera, la Secretaría de la Función Pública, muy reducida, absorberá los presupuestos de las contralorías internas. Las demás, aunque las relacionan con las políticas específicas del proyecto de AMLO, en general no tendrán cambios sustanciales. Las fuerzas armadas, el Ejército y la Marina no están consideradas en la reforma.
El shock que viene
Ya veremos cómo se da el cambio administrativo y la capacidad que tendrá AMLO como presidente y su gabinete para enfrenar los problemas de gobernabilidad y desarrollo. La reorganización creará de entrada cierto desorden por la mudanza y acomodo, además de que pretenden compactar los puestos y despedir a gran parte de la alta burocracia. Sin contar por ahora el shock de la descentralización de las secretarías al interior del país. A ver cómo resultan.