Las Naciones Unidas
"La convicción profunda es que el futuro no está escrito en ningún sitio; será lo que nosotros hagamos de él. El destino es como viento para el velero. El que está al timón no puede decidir de dónde sopla el viento, ni con qué fuerza, pero sí puede orientar la vela. Y eso supone una enorme diferencia.” Amin Maalouf, escritor libanés.
El Secretario General Ban Ki-moon, con ocasión del Día de las Naciones Unidas el 24 de octubre pasado, envía el siguiente mensaje: “Este año, una vez más, las Naciones Unidas aunaron fuerzas en relación con los conflictos armados, los derechos humanos, el medio ambiente y muchas otras cuestiones. Seguimos demostrando lo mucho que se puede lograr con la acción colectiva, y aún podemos lograr más. En un mundo más conectado, debemos estar más unidos. En el Día de las Naciones Unidas, comprometámonos a estar a la altura de los ideales fundacionales y a colaborar en pro de la paz, el desarrollo y los derechos humanos”.
El inquebrantable afán del ser humano por mejorar su entorno y conciliarse consigo mismo, le ha permitido a través de los tiempos sobrevivir y conservar toda clase de expectativa para progresar. Sin embargo, una gran parte de la humanidad parece ir en sentido contrario, arroyando a su paso lo bueno que otros hacen, contribuyendo al desorden, poniendo en peligro el hábitat natural, en arrebatos que le hacen agredirse unos a otros, en inconsciencias que le hacen preferir las ganancias materiales sin importar la contaminación y la destrucción del ecosistema.
El ritmo del mundo globalizado actual tiene el cambio como una constante. Esto es tomado en cuenta por las Naciones Unidas exigiéndose mucho más como Organismo Internacional, desde la Secretaría General hasta los Estados miembro, las actividades que realiza, la apropiación de fondos y los programas que promueve. Las Naciones Unidas tienen que prestar más servicios, a más personas, en más lugares del paneta que nunca antes se había hecho.
Para el desarrollo del Milenio plantea ocho objetivos que abarcan estrategias para erradicar la pobreza extrema y el hambre; lograr la enseñanza primaria universal para el año 2015; promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer; reducir en dos terceras partes la mortalidad infantil; mejorar la salud materna y reducir su mortalidad; combatir el sida, el paludismo y otras enfermedades.
También busca estrategias que garanticen la sostenibilidad del medio ambiente incorporando los principios de desarrollo sostenible en las políticas y los programas nacionales; invertir la pérdida de recursos del medio ambiente, reducir a la mitad el porcentaje de personas que carecen de acceso al agua potable, mejorar considerablemente la vida de por lo menos cien millones de habitantes de zonas marginadas para el año 2020. El octavo objetivo es fomentar una asociación mundial para el desarrollo, constituyendo un plan convenido por todas las naciones del mundo y todas las instituciones de desarrollo más importantes a nivel mundial.
Los principios de la Carta de las Naciones Unidas son tan pertinentes hoy en día como lo fueron en 1946 en que fue dictada, pero la forma en que se pueden cumplir tales propósitos y objetivos tiene que evolucionar en la misma medida que evoluciona la sociedad planetaria, centrados tanto en lograr operaciones de paz más efectivas como alianzas más estrechas con la sociedad civil y el sector privado, mejorando las estructuras y sistemas de gestión como la seguridad de todos los habitantes del planeta.
En los últimos 30 años se han contemplado acciones para la reducción de la pobreza extrema que jamás haya experimentado el mundo. Sin embargo, docenas de países se han empobrecido más. Mil millones de personas todavía viven con menos de 1 dólar al día. Todos los años 3 millones de personas mueren a causa del SIDA y once millones de niños mueren antes de cumplir los 5 años. Tales exigencias y expectativas han puesto a prueba las estructuras y los sistemas existentes en la Organización.
El Día de las Naciones Unidas brinda una oportunidad para reconocer hasta qué punto esta valiosa Organización contribuye a la paz y al progreso común. Es un momento para reflexionar sobre qué más podemos hacer para que nuestra visión de un mundo mejor se haga realidad, porque concierne a la comunidad mundial decidir si este momento de incertidumbre es presagio de conflictos más generalizados, desigualdades más profundas y deterioro del Estado de Derecho o si, por el contrario, puede aprovecharse para renovar nuestras instituciones a favor de la paz, la prosperidad y los derechos humanos.
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