Los días del miedo y la “sinrazón”

2015-10-15

En más de veinticinco años de estar inmersa en el oficio reporteril, no había visto que el sólo hecho de mencionar, el nombre de un político, provocara tantas reacciones, desde el más sutil rechazo, hasta la condena más feroz.
Es cierto se viven los momentos políticos más álgidos en Veracruz, estimulados por los meses que faltan para la sucesión gubernamental, y que el partido en el poder (PRI) aun no resuelve su candidatura del PRI a gobernador. La clase política PRIísta sofocada por “este calor”, ha arrancado a correr, como una manada de búfalos, al estanque de agua más cercano.
Desde el principio de semana alguien filtró que el diputado federal Alberto Silva, sería el relevo de Alfredo Ferrari en la dirigencia estatal del PRI, lo que de inmediato provocó que miembros de “la vieja guardia” les diera una terrible catarsis y lanzaran declaraciones al respecto.
Esta inaudita discusión mediática, pues en un principio se inició en las redes sociales, giró en las declaraciones de los dos senadores PRIístas quienes manifestaron su rechazo porque el diputado Silva Ramos llegase a la dirigencia estatal
Justificaciones, más que argumentos fue lo que manifestaron. Incluso el senador Héctor Yunes Landa emitió un boletín en el que enumeró cinco razones, (sus razones) por las que no debería llegar, mientras que el senador Pepe Yunes Zorrilla, fue más claro y especificó que él “no avala a Beto Silva como futuro dirigente del PRI”, sin embargo aclaró que no era una cuestión personal, sólo que representa una corriente política con la que tiene diferencias.
Al otro día, y como si fuese un tema en el que deben participar otras corrientes o partidos políticos, salieron a relucir las declaraciones de los PANistas, que alguna vez fueron rojos y con pasión salieron a “defender la democracia” de un partido al que abandonaron hace varios años.
Me llama la atención leer las declaraciones de connotados PRIístas como Gonzalo Morgado Huesca, Don Carlos Brito, Amadeo Flores Espinoza que -en su momento- fueron dirigentes del PRI estatal y que al parecer se les olvidó cómo llegaron a la dirigencia. Cuestionados al llegar y cuestionados al dejarla por los miembros de un partido que en aquellos años, mantenía su hegemonía en casi todo el país.
Sin embargo ningún miembro de la militancia roja, de esa época, los vetó. Porque aún cuando la dirigencia estatal del partido en el poder, se define bajo los lineamientos de sus estatutos, es una decisión del gobernador en turno. Así fue antes de que llegara el PAN a gobernar el país y después.
Por supuesto la dirigencia nacional del PRI también tiene su injerencia en esa designación, y es un acuerdo al que se llega de ambas partes, por un lado cuenta con el aval de “el primer PRIísta del estado” y por el otro, la bendición –ahora- de quien dirige el país a través del dirigente del Comité Ejecutivo Nacional.
El escozor que se vislumbra en este debate sin argumentos, pareciera lo mueve el miedo, y no la razón. Es la candidatura del PRI, que a ocho meses de la elección del 2016, aún no se resuelve y mantiene en estado cataléptico a los que aspiran. Y es que a pesar de la publicación de miles de encuestas y a diferencia de otros sexenios, que a estas fechas el “candidato tricolor” ya estaba definido, el PRI en Veracruz aún no tiene nada.
Es por ello que el arribo de Alberto Silva a la dirigencia estatal, sin candidato a gobernador, conmocionó a los Yunes rojos que aspiran a gobernar el estado desde hace ya algunos años y quienes han asegurado que cuentan con el apoyo del altiplano para convertirse en candidatos oficiales en breve.
Sin embargo, sus posicionamientos como PRIístas evidenciaron que no están del todo seguros de que así sea y este nuevo escenario, desestabilizó su ánimo al grado que no cuidaron las formas y exhibieron que no hay tal comunicación con la dirigencia nacional de su partido. Tal y como lo presumió en muchas ocasiones el senador Héctor Yunes Landa, quien infinidad de veces declaró que su cercanía y amistad con Manlio Fabio Beltrones le aseguraba la candidatura veracruzana.
¿Miedo, paranoia, provocó que Silva Ramos sea el nuevo dirigente del CDE del PRI? ¿No que cuentan con todas las simpatías de su partido en los tres niveles, municipal, estatal y nacional? ¿No que su trayectoria política los sostiene como los favoritos? Si es así, ¿Qué más da que un nuevo dirigente llegue antes de la designación del candidato a gobernador o después de ella?
Decir que el actual dirigente estatal, Alfredo Ferrari debe quedarse porque “es justo que se quede después de muchos años de institucionalidad y por fin llegó a la dirigencia” o porque “tiene un liderazgo natural, sencillo, o simplemente porque es un fiel de la balanza entre los senadores del PRI por ver quién de ellos podría ser candidato a la gubernatura este 2016”; no son argumentos de peso, son justificaciones.
Los ciclos se acaban, se cierran y Alfredo Ferrari ya hizo su trabajo al frente del Partido y entregó buenos resultados, sin duda. Ahora vendrán los tiempos de otro dirigente porque así lo requiere y así lo deben marcar los estatutos de un partido que basa su estructura en tres sectores y dos organizaciones, tal como lo dicen sus documentos básicos.
La tarde de ayer la dirigente estatal de la CNOP, Erika Ayala se pronunció a favor del diputado Alberto Silva para que lleve las riendas del PRI. Por su parte, el dirigente de la CNC estatal también reconoció que Silva Ramos es un cuadro valioso para relevar a Alfredo Ferrari. En los días subsecuentes habrá más pronunciamientos y el proceso estatutario del PRI, se irá cumpliendo para la renovación de su dirigencia.
Si Silva Ramos es “fidelista o duartista” ¿quién lo define? El ejercicio político está diseñado para que quienes lo ejerzan, no sean políticos “mostrencos”, sino políticos con sello, con firma. Así está estructurado. El diputado Silva Ramos es un PRIísta como hay muchos PRIístas “alemanistas”, PRIístas “yunistas”, PRIístas “Hernandezochoístas” y como hubo PRIístas “Dantistas”, “Acostistas”, “Gutierristas” ellos ya tuvieron su oportunidad, como ahora la debe tener el diputado por Tuxpan, y serán los sectores y organizaciones, los que avalen el cambio de dirigencia, basados en el cumplimiento de sus reglamentos y estatutos. Mientras, los días del miedo y sin la razón se irán disipando.
¿Y los azules?
Absurdos como meter la nariz en donde no tienes injerencia, no son más que manifestaciones de desasosiego, y es que el cambio en la dirigencia estatal del PRI, es un asunto que dirimirán exclusivamente los priistas, es absurda la intromisión del diputado Miguel Ángel Yunes Linares, que primero debería resolver el proceso penal que enfrenta y salir bien librado, y después inmiscuirse en asuntos de orden partidista pero en el Partido que eligió, hace ya más de una década.