+El movimiento de 1968 no puede entenderse sin un análisis del contexto de represión y autoritarismo del Estado, así como previas movilizaciones y resistencias sociales
Zona Centro
Boletín - 2018-10-02
En México, desde hace 50 años, cimbra en nuestra memoria: “2 de octubre, no se olvida”. No se olvida la masacre de estudiantes y civiles, quienes realizaban una manifestación pacífica en la plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, en la Ciudad de México, por parte de militares y francotiradores.
La tarde del 2 de octubre de 1968, dos helicópteros sobrevolaron la plaza, uno soltó luces de bengala y, sucesivamente, se empezó a disparar indiscriminadamente desde los edificios Chihuahua y Molino del Rey a la multitud aglutinada en la explanada; 100 hombres del batallón Olimpia, ocultos en departamentos del edificio Chihuahua, tenían órdenes de detener a líderes del movimiento. Los disparos duraron desde las 18:10 horas a la media noche, en ese lapso de tiempo se catearon departamentos en la unidad habitacional, se recogieron heridos, muertos y se arrestó a una gran cantidad de estudiantes y civiles; la plaza estuvo sitiada todo este tiempo, la estrategia militar había sido planeada previamente. Hoy es información pública quiénes estuvieron involucrados en la matanza de Tlatelolco, ellos fueron: Gustavo Díaz Ordaz, Presidente de la República en ese entonces; Luis Echeverría Álvarez, Secretario de Gobernación; Marcelino García Barragán, Secretario de la Defensa; Gral. Luis Gutiérrez Oropeza, Jefe del Estado Mayor Presidencial; y el Gral. José Hernández Toledo, Comandante del escuadrón de Fusileros paracaidistas. (consulta 2 de octubre, 2018:
http://interactivo.eluniversal.com.mx/online/pdf-18/PDF-operacionGALEANA.pdf)
El movimiento estudiantil de 1968 inició a finales de julio de ese año, resultado de un proceso de articulación entre la Universidad Autónoma de México (UNAM), del Instituto Politécnico Nacional (IPN), el Colegio de México, la Universidad Iberoamericana, la Escuela de Agricultura de Chapingo, incluyendo escuelas de nivel superior y medio superior en el país.
Estudiantes, profesores, profesoras, intelectuales, trabajadoras, trabajadores se unieron en un gran frente para denunciar una serie de represiones, intervenciones y ocupación militar y policial en las instituciones educativas. Ese frente de universidades constituyó un Consejo Nacional de Huelga (CNH), máximo órgano de lucha desde el cual se generó un pliego petitorio de seis puntos al entonces gobierno federal, encabezado por Gustavo Díaz Ordaz. Los seis puntos fueron: 1. Libertad a todos los presos políticos; 2. Derogación del artículo 145 del Código Penal Federal (el cual regulaba delitos de disolución social); 3. Desaparición del cuerpo de granaderos (que había participado en actos de represión estudiantil); 4. Destitución de los jefes policiacos Luis Cueto y Raúl Mendiolea (jefe y subjefe de la policía capitalina, respectivamente); 5. Indemnización a las víctimas de los actos represivos (habían ocurrido enfrentamientos que dejaron estudiantes muertos); y 6. Deslinde de responsabilidades de los funcionarios involucrados en actos de violencia contra los estudiantes y establecer un diálogo público entre autoridades y el CNH para negociar las peticiones. (Consulta 1 de octubre de 2018: https://www.imer.mx/tropicalisima/el-pliego-petitorio-del-movimiento-estudiantil-del-68/).
El movimiento de 1968 no puede entenderse sin un análisis del contexto de represión y autoritarismo del Estado, así como previas movilizaciones y resistencias sociales, estudiantiles, obreras, en la década de los cincuenta en diferentes regiones del país. Asimismo, este movimiento social se inscribe en un movimiento mundial en 1968 por la libertad, la igualdad y la justicia, como el movimiento estudiantil en Francia (“mayo del 68”), la resistencia civil en Praga, incluyendo las movilizaciones en Estados Unidos de América en contra de la guerra en Vietnam. Estos movimientos han marcado la historia de las resistencias sociales en el mundo, además, con gran lucidez, capacidad organizativa y un despliegue altamente creativo; pero que es una herida abierta en este país, significa una violación sistemática a los derechos humanos, aún sin el reconocimiento jurídico de genocidio. Una reciente investigación arroja los siguientes datos, que no son definitivos, ni concluyentes: “78 muertos, 31 desaparecidos, 186 lesionados. 1491 detenidos. En total 1786 víctimas directas de la represión perpetrada por el Estado durante 1968” (Revista Proceso, No. 2187, página 10).
Hoy, a 50 años del 2 de octubre sigue vigente el reclamo de memoria, verdad y justicia. El Estado Mexicano sigue en deuda con las víctimas y sus familias, y de garantizar que nunca más se repitan hechos tan atroces, en el ayuntamiento de Xalapa sumamos las voces en este reclamo.