#Opinión: LAS DESPEDIDAS

+Columna escrita por Carlos Robles

Zona Centro

Carlos Robles - 2019-02-25

Esta reflexión me surgió porque hace poco fui testigo de muchas escenas en el aeropuerto de la CDMX que me hicieron pensar: presencié lágrimas de padres e hijos y de parejas a escasos instantes de separarse, de enfermos que iban en camilla sin saber a ciencia cierta su desenlace y de solitarios con cara de tristeza, entre otros.

Hoy voy a detonar el debate con la siguiente afirmación: todas las despedidas tienen un matiz de tristeza. Todas sin excepción.

Para tomar decisiones de manera eficiente hemos venido reflexionando y analizando muchos factores. En esta ocasión quiero que detallemos cómo impactan las despedidas en nuestra forma de vida.

Me enfocaré en las despedidas en términos de soltar, desprenderse, apartarse, arrojar o separarse de algo o de alguien. En todos los casos anteriores, se dejan ir las cosas o a las personas.

Las despedidas pueden ser voluntarias o involuntarias. Por ejemplo, cuando te vas de viaje de trabajo o de placer te alejas momentáneamente de tu familia, tus amigos o de tu casa, pero en todos los casos volverás a verles.
Sin embargo, las despedidas de alguien importante en nuestra vida que se va de manera permanente suelen estar acompañadas por tristeza. No volveremos a ver a esa persona o al menos no la volveremos a ver de la forma en la que la veíamos o sentíamos.

Las despedidas en el lecho de muerte son sin duda las más impactantes, pues las palabras que quisiéramos que esa persona escuchara –y nos respondiera– se quedarán ahogadas para siempre.

Las despedidas abruptas son desconcertantes pues no hubo tiempo u oportunidad de decirle o aclararle algo a esa persona que se levantó de la mesa y tal vez ya nada sea igual.

Las despedidas que nunca se dieron son aquellas en las que una tragedia impidió siquiera decirse adiós, por ejemplo los accidentes fatales.

Las despedidas crueles pudieran ser aquellas en las con toda la mala intención del mundo esperaste al último minuto para decirle a esa persona algo que sabías bien le iba a lastimar y no tendría tiempo ya para reaccionar y responderte. De forma cobarde huiste para no enfrentar las cosas.
En fin, hay diversos tipos de despedidas y todas son tristes o al menos nostálgicas.

La reflexión que hoy quiero compartir contigo es esta: las despedidas son inevitables y lo único que puedes hacer [y que depende exclusivamente de ti] es decir siempre todo lo que quieras a la otra persona. No te guardes nada pues no sabemos si esa es la última vez que verás o sabrás algo de tu contraparte. Suéltalo todo.

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