¿Te has sentido presionado por hacer algo o querer que ese algo salga de cierta forma? ¿Cuándo fue la última vez que te sentiste bajo presión? ¿Sabes trabajar bajo tensión? Así comienza el debate de hoy.
Me interesa que podamos reflexionar juntos acerca de cómo el hecho de sentirte presionado te hace tomar decisiones para bien, o para mal.
Vamos a abordar el análisis de la presión desde su definición como una fuerza moral ejercida sobre una persona para condicionar su comportamiento. Además podría entenderse como un acoso continuo sobre alguien. Se refiere refiere pues la influencia que ejerce la sociedad sobre los individuos que la componen.
En ese contexto es que tengo certeza absoluta que la respuesta a la pregunta que detonó esta reflexión es que en efecto sí te has sentido presionado al menos una vez en la vida y al mismo tiempo que efectivamente y hasta hace poco te has sentido presionado o presionada. ¿Por qué lo sé? Porque los seres humanos producimos de manera natural algo llamado sueños, deseos y esperanzas.
Para que se materialicen esas aspiraciones se debe actuar [no hacerlo es señal de que no queremos que en realidad suceda algo]. Al ejecutar es que nace la presión y las causas pueden ser muy diversas, pero el factor común es que queremos que las cosas salgan como lo diseñamos en nuestra mente.
Hacer un evento genera presión, un examen, una entrevista, un negocio, una deuda o cualquier otra cosa que implique desear un determinado resultado. Debo ser muy claro y decir que, derivado de la presión nacen los nervios y el estrés, pero esa es otra historia.
Hay gente que maneja muy bien la presión y otros no tanto. En mi caso estoy acostumbrado a trabajar o actuar bajo diferentes tipos de presiones, de hecho debo ser franco y admitir que me encanta la adrenalina pues automáticamente se enciende en mi un motor para hacer mejor las cosas. Con frecuencia me someto (o me someten) a diferentes tipos de presiones, y mis resultados me dejan por lo general muy satisfecho.
Por último quisiera compartirte esto: entrénate para soportar la presión pero también aprende a ejercerla para conseguir tus objetivos. Una cosa es que te presionen a ti y otra muy distinta es que utilices tú esa fuerza a tu favor. Solamente te sugiero tengas cuidado porque, mal manejada la presión, en ocasiones es tanto lo que hay que soportar que algo se revienta o explota.