Los disturbios en Egipto ponen a EEUU en un difícil dilema

La secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, advirtió recientemente durante una visita a Qatar que la gente sufre cada vez más del "orden político estancado" y que "los fundamentos de la región se hunden en la arena". "Quienes se aferran al statu quo existente podrían contener los problemas en sus países un tiempo, pero no para siempre", añadió.

Internacionales

- 2011-03-15

- El presidente estadounidense, Barack Obama, se ha visto obligado a hacer un difícil ejercicio de equilibrio en vista de la complicada situación que vive Egipto: por un lado, le gustaría ayudar al movimiento reformista, pero por otro, teme desestabilizar así el estratégico país norteafricano.

La convulsión política en Egipto ha puesto al gobierno estadounidense en un dilema, ante el miedo de dañar a su decisivo aliado en la región. Las masivas manifestaciones quieren sacar del poder al presidente Hosni Mubarak, considerado por Washington como socio para la paz en Medio Oriente. Jordania y Egipto son además los únicos países árabes que reconocen el Estado de Israel y el gobierno de Murabak recibe millonarias ayudas estadounidenses, informó DPA.

Por otro lado, el poder autocrático que Mubarak ha ejercido durante las tres últimas décadas y su negativa a impulsar reformas políticas, económicas y sociales es visto por Estados Unidos como un problema fundamental en la región.

La secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, advirtió recientemente durante una visita a Qatar que la gente sufre cada vez más del "orden político estancado" y que "los fundamentos de la región se hunden en la arena". "Quienes se aferran al statu quo existente podrían contener los problemas en sus países un tiempo, pero no para siempre", añadió.

Hasta ahora, la Casa Blanca se mostró precavida y aseguró a los manifestantes su apoyo a la hora de protestar pacíficamente y exigir sus libertades "universales", como hizo ya en los casos de Túnez y Yemen. Pero el gobierno estadounidense no hizo suyo el reclamo de la dimisión de Mubarak. En realidad, Clinton calificó esta semana al gobierno egipcio de "estable".

"No se trata de elegir entre el gobierno y el pueblo de Egipto", destacó Robert Gibbs, ahora ex portavoz de la Casa Blanca, el jueves. En lugar de ello, el gobierno de Obama ve el momento como una "importante oportunidad" de introducir reformas y escuchar al pueblo egipcio. Obama dijo el jueves que los manifestantes tienen "demandas legítimas" y están expresando su frustración acumulada.

"Siempre le dije (a Mubarak) que para el avance a largo plazo de Egipto es absolutamente decisivo garantizar el avance hacia las reformas políticas y económicas", dijo Obama.

Su actitud, sin embargo, no le ha valido solamente amistades: entre sus más acérrimos críticos se encuentra el líder opositor Mohammed el Baradei, ex director general del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), que ya se ofreció como líder de un gobierno de transición.

ElBaradei escribió antes de su regreso a Egipto en la revista Newsweek que era demasiado tarde para creer que las reformas aún son posibles bajo el régimen de Mubarak, de 82 años, que durante tres décadas ejerció un "poder imperial". Además, dijo que se quedó "totalmente boquiabierto" cuando Clinton calificó su gobierno de "estable".

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