+ Columna RETROVISOR LEGISLATIVO, de Ivonne Melgar, publicada en Excélsior
Nacionales
Ivonne Melgar / EXCELSIOR - 2016-03-08
Frente a la pregunta, la gente del PRI exclama un sonoro no. Juran y perjuran que a pesar del gobernador Javier Duarte, Veracruz seguirá pintándose de rojo, como desde siempre.
Los priistas confían que el discurso de su candidato al gobierno de la entidad, Héctor Yunes Landa, resulta creíble para la gente cuando asegura que no le temblará la mano para castigar a los corruptos.
Pero la estrategia electoral del PRI se mueve en una delgada línea de riesgo, en tanto se sostiene en un abanderado que concentra sus baterías en descalificar al actual gobierno estatal y a su titular, es decir, a Duarte.
Y la pregunta salta a la vista: Hacer campaña con la crítica puesta en el gobernante local de tu propio partido, ¿no es como darse un balazo en pie?
Es como darse un balazo doble: uno porque se agrieta la marca PRI. Y dos porque se corre el peligro de que el gobernador cuestionado canalice los activos políticos y materiales que le quedan a favor de la derrota de Yunes Landa.
¡Claro que es un riesgo nuestra estrategia!, admiten en corto los priistas. Pero lanzan en seguida un largo pero para argumentar que sería más costoso quitar a Duarte antes de que concluya su periodo.
De manera que el gobierno federal y su partido resolvieron seguir como están: con un gobierno estatal cuestionado y un candidato en la primera fila de los cuestionadores.
¿Entonces a qué santo se encomienda para conservar a Veracruz como cosa suya? Ah. Ese es el punto novedoso: los priistas del partido y los priistas funcionarios han resuelto centrar sus mejores talentos electorales para salvar la entidad.
YUNES, EL DEL PAN
Pero del lado del PAN no están de brazos cruzados. Y si una osa sugerirles que, a cambio del triunfo azul en Puebla, tendrán que asumir una derrota en Veracruz, los panistas gritan un agudísimo y estridente no.
Según la apuesta del partido que liderea Ricardo Anaya Cortés, en aquella entidad se medirá la suerte de la oposición y ésta será buena.
Optimistas, los blanquiazules sustentan sus ilusiones en tres argumentos.
Uno: en las últimas elecciones, Veracruz casi se ha dividido en tres tercios con abanderados el PRI, PAN y PRD. Y esta vez los perredistas se sumaron a los panistas en un bloque opositor potente.
Dos: el arrastre de Miguel Ángel Yunes, candidato de la coalición, es creciente y su crítica al gobierno estatal es consistente y viene de tiempo atrás.
Y tres: el descontento de los veracruzanos con el gobernador ya lastimó a su partido.
El optimismo de los panistas y perredistas minimiza el efecto Morena, partido de Andrés Manuel López Obrador que ya gobierna varios municipios, incluido Xalapa.
No obstante, el buen ánimo de los azules continúa y es literalmente azuzado por el propio Anaya Cortés, quien ha decidido que las urnas de Veracruz son la joya de la corona electoral que requiere para demostrarle a propios y extraños que tiene los arrestos para conducir competitivamente al PAN hacia el 2018.
MORENO VALLE: GANAR O MORIR
Muy cerca del convulsionado territorio jarocho, Puebla se presenta igualmente como una de las entidades más peleadas para el próximo 5 de junio.
La relevancia se da porque el futuro presidenciable del gobernador Rafael Moreno Valle sólo será posible si el PAN gana los comicios estatales con Tony Galy.
El asunto se le ha complicado al nieto del ex gobernador porque al final el PRD no se sumó a la coalición, como sí sucedió cuando él se hizo candidato.
Al rechazo perredista se añadió un factor externo: de pronto Puebla comenzó a convertirse en una entidad muy importante para el dirigente del PRI, Manlio Fabio Beltrones, a quien le gustaría arrebatarle a su ex compañero de partido la hegemonía poblana.
Y es que Moreno Valle creció priista y dicen que los pleitos políticos con los disidentes conversos saben más. Y siempre traen más encono.
Pero los deseos de Beltrones, cuentan las malas lenguas, no es necesariamente compartido por todos los estrategas electorales del gobierno federal, que vaya son varios, destacando el titular de la Segob, Miguel Ángel Osorio Chong; el secretario de Hacienda, Luis Videgaray; el titular de la SEP, Aurelio Nuño, y, por supuesto, el presidente Enrique Peña.
BLANCA AYUDA POCO
A reserva de averiguar quiénes son los priistas preocupados por Puebla y quienes se ocupan por recuperarla, lo único cierto es que no todos jalan parejo.
Y si bien la presidencia priista arrancó con enjundia la campaña de su candidata a gobernadora, la ex alcaldesa Blanca Alcalá, senadora con licencia, paulatinamente comenzó a propagarse el desánimo.
Se habla de problemas al interior del equipo de la priista, donde como casi siempre ocurre los familiares más que ayudar estorban.
Un indicador de las fallas de articulación en la campaña tricolor pudo observarse en el manejo de crisis del primer misil que le aventaron los azules.
Ocurrió cuando la candidata dijo que los poblanos se dividían entre quienes andan a pie y los que se manejan vía aérea.
Él siempre agudo y exitoso tuitero Javier Lozano, senador del PAN y uno de los hombres clave en el cuarto de guerra de Moreno Valle y de Galy, reviró a la priista con una letal imagen en la que ella abordaba un helicóptero como quien toma Uber, una conducta por cierto generalizada en políticos de todos los signos.
DANDO Y DANDO
La cosa es que cuando faltan exactamente tres meses para la cita de las urnas, Puebla y Veracruz parecen varias similitudes. De entrada, son las minigubernaturas porque solo tendrán dos años de duración.
Ambas, además, se han convertido en batallas clave para los dirigentes del PRI y del PAN.
Pero con un matiz: Anaya necesita ganar Veracruz tanto como Beltrones quisiera quedarse con Puebla.
De manera que los dos líderes partidistas padecen la obsesión en medio de obstáculos.
Al priista le cuesta convencer a muchos de su partido de que vale la pena sacar del camino desde ya a Moreno Valle.
En el mismo sentido, el panista tiene problemas para entusiasmar a todos los del PAN con la idea de que Veracruz le dará vuelo al partido hacia el fin del sexenio, porque muchos de sus compañeros creen que Miguel Ángel Yunes tiene un lado oscuro indefendible.
Estando así las cosas, mientras la incertidumbre aumenta, también se consolida la idea de que si el PRI gana Puebla, el PAN se queda con Veracruz.
Y viceversa: si el PAN retiene Puebla, el PRI hace lo propio con Veracruz.
Lo que a estas alturas parece inconcebible en torno a los escenarios de esas dos reñidas elecciones es que ambas se pinten del mismo color.
CITA IMPERDIBLE
"Qué rápido se olvidan las malas notas a la sombra del poder y la riqueza":