Se trata de un espectáculo prehispánico de danza que aborda la cosmovisión maya, sus guerras y luchas políticas
Nacionales
- 2011-12-27
Actores indígenas protagonizan la obra Palenque Rojo, un espectáculo dancístico musical prehispánico, que funde la cosmovisión maya con sus guerras y luchas políticas, durante período clásico y el gobierno de la dinastía de Pakal II.
La obra concebida y producida por el chiapaneco Hiram Marina García, relata conflictos y vasallajes entre las ciudades de Palenque y Toniná, las peleas por la ruta comercial del Golfo al Petén, la posesión y los tributos del maíz, el cacao y el jade.
El próximo año Palenque Rojo se pondrá en escena a públicos de Estados Unidos, Japón y China.
El clímax de la obra, escenificada por jóvenes lacandones, tzotziles y tzeltales, recrea el cautiverio del hijo de Pakal II, Kan Joy Chitam "Pecarí Precioso", a manos de la dinastía "Cráneo de Serpiente" de Toniná.
Personaje relevante es también la reina de Toniná, Kawil "Espejo Humeante", inspirado en el hecho histórico acontecido del año 702 al 711, tras la captura y decapitación Kan Balam, hijo de Pakal II y hermano de "Pecarí Precioso".
Los ciclos mayas se presentan con ritmos de teponaxtles, caracolas, ocarinas, huehuetls, silbatos. Se enfatizan con ropajes que semejan pieles de jaguares, de serpientes y penachos, elaborados con plumajes de aves exóticas.
De la escenografía surgen el astrólogo, el escriba, la doncella, el mayordomo y los seres del inframundo -ratones, armadillos ciempiés-.
Palenque Rojo culmina con los gemelos vencedores del inframundo Hunahpú e Ixbalan. Convertidos en pájaros regresan a Kan Joy Chitam a Palenque, donde el gobernante se sacrifica para transformarse en estrella y gobernar desde el cosmos a través de su dinastía.
El productor Marina García señaló que la obra difunde con entretenimiento las riquezas del mundo maya, establecido en territorio chiapaneco."Palenque Rojo- el color imperante de ese pueblo- simboliza la eternidad enigmática de los mayas; el objetivo es compartir, acercar a la gente con esa civilización singular".
El creador artístico refirió que en el año 2000, durante una visita a los murales de Bonampak quedó obsesionado con la mirada de un guerrero cautivo; en adelante la interrogante agónica de esas pupilas dirigida a mis ojos fue incesante en mi vida, explicó.
Su apego a los mayas quedó "petrificado" en un segundo encuentro con otro guerrero decapitado en una estela. Cuenta que dejó su profesión de ingeniero civil, su vida sentimental y acudió al apoyo familiar, sus ahorros y la ayuda del pueblo lacandón, para montar la obra.
"Soy un cautivo maya. El origen, seguramente se remonta a 1975, cuando mi madre María Virginia embarazada de mí, viajaba a las ciudades mayas como empleada pagadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia", relató.