Muere miembro del “escuadrón de la muerte”

+Sus compañeros lo velaron y sepultaron

Policiaca

David González Cruz - 2016-09-17

Un hombre identificado como Amadeo Tadeo Pitalúa, integrante del llamado “escuadrón de la muerte”, pereció el pasado jueves, en la vía pública, luego de que diversas instituciones se negaron a ayudarlo en su enfermedad y murió con gusanos en las llagas que tenía por las mordidas de los perros.

Tras el deceso, sus compañeros de vicio y una vecina que siempre apoya a migrantes -debido a que ningún familiar reclamó el cadáver-, buscaron ayuda, consiguieron un ataúd que les fue donado y finalmente lo sepultaron la tarde de ese mismo día tras velarlo unas cuantas horas en la vía pública, en el lugar donde se reúnen.

Alrededor de las 08:00 horas del jueves, fue reportado a las corporaciones policiacas la presencia de un cuerpo en el que fuera un módulo de policía, en la calle Constitución esquina bulevar Institutos Tecnológicos, en la colonia La Bomba, de esta ciudad.

Al acudir los elementos policiacos se dieron cuenta que la persona que estaba bocarriba, sobre unos cartones, ya no contaba con signos vitales, por lo que dieron aviso al personal ministerial que acudió a tomar conocimiento del caso.

Por ser considerada muerte patológica, y presentaba heridas que ya tenían larvas, las autoridades no iniciaron carpeta de investigación alguna y el cuerpo fue solicitado por los mismos integrantes del “escuadrón” a quienes les fue donado un sencillo ataúd y de esta forma trasladaron el cuerpo a unos metros del lugar y en el camellón central de la calle Constitución –donde acostumbran reunirse-, lo velaron por algunas horas.

En dicho sector pidieron ayuda económica a los automovilistas que pasaron por allí. Con el dinero juntado, compraron cuatro veladoras y un pequeño ramo de flores, para finalmente darle sepultara prácticamente en una fosa común porque no les alcanzó para cemento y ladrillos, para una bóveda normal.

Así terminó la triste vida del hombre al que conocían con el apodo de “El Pitalúa” quien de vez en cuando solo recibía ayuda de una vecina caritativa del sector. Un acto fúnebre tal vez nunca antes visto en Minatitlán.

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