183.- Nicolás Bravo, un insurgente del perdón a 200 años

2012-10-05

La guerra de independencia encabezada por don Miguel Hidalgo y Costilla, en lo último semana del verano de 1810, cuya meta principal era llegar al corazón del virreinato, situación que no se dio, por circunstancias hasta hoy desconocidas. La guerra de entre insurgentes y el Ejército novohispano tuvieron sus principales acciones militares en la región del Bajío y el Centro de la Nueva España.

La intendencia de Veracruz, donde se localizaba el único puerto de entrada y salida de la Nueva España, poco a poco fueron llegando los aires de la rebelión iniciada en septiembre de 1810. El gobierno virreinal sabía muy bien que era estratégico conservar el control de la aduana de Veracruz, que entre otras cosas garantizaba recursos económicos así como puente de comunicación en Europa y los Estados Unidos; bajo el control del gobierno.

Casi un año después del Grito de Dolores, la guerra de independencia llega a suelo veracruzano; siendo el propio José María Morelos y Pavón, quien desde la intendencia de Oaxaca pasa a la intendencia de Veracruz, por la región de Córdoba y Orizaba. Morelos envía agente se su confianza total para encabezar la rebelión en Veracruz, y designa a Nicolás Bravo y José Miguel Fernández y Félix, quien hace 200 años y aquí en Veracruz se cambia el nombre por Guadalupe Victoria. Los resultados de este binomio de insurgentes dieron buenos resultados a en el centro de Veracruz, y sobre todo el coordinar las más diversas acciones militares que se realizaron entre los años de 1811 a 1821.

Nicolás Bravo Rueda nació el 10 de septiembre de 1786, en Chilpancingo, su padre Leonardo Bravo se dedican a las labores del campo, se suman al eco de la campana por la libertad, y junto con sus tíos Miguel, Víctor y Máximo, apoya al cura Hidalgo, más tarde se incorporan a las ordenes del Generalísimo José María Morelos y Pavón. Los Bravos, participan en el sitio de Cuautla, entre el 19 de febrero y el 2 de mayo de 1812, que resistieron 72 días. Teniendo Nicolás Bravo una extraordinaria actuación; posteriormente en ese mismo año de 1812, es enviado a la Intendencia de Veracruz para organizar a la insurgencia veracruzana. Siendo de los pocos insurgentes que van a sobrevivir a 1821, en la nueva nación por la cual combatió, es designado el primer vicepresidente de la nación y más tarde por tres ocasiones el titular del poder ejecutivo federal: del 11 de julio al 17 de julio de 1839; del 26 de octubre de 1842 al 14 de mayo de 1843; y del 28 de julio al 6 de agosto de 1846. El 22 de abril de 1854 murió en la hacienda de Chichihualco en el hoy estado de Guerrero, junto con su esposa María Antonieta Guevara, en circunstancias muy sospechosas.

El 13 de septiembre de 1812, su padre Leonardo Bravo es fusilado por la autoridad virreinal, misma que quiso negociar con Nicolás Bravo, para perdonar la vida de su padre a cambio de deponer las armas insurgentes, pacto que no acepto Nicolás Bravo. En menos de un mes; Nicolás Bravo, tuvo en sus manos ejecutar a 300 soldados realista, y así vengar el fusilamiento de su padre: y me dirigí a la villa de Medellín donde establecí mi cuartel general, y desde donde hostilizaba a Veracruz con tres mil hombres que estaban a mis órdenes. Después de pocos días me comunicó el señor Morelos que no había sido admitida la propuesta que hizo al virrey, y que éste, al contrario, había mandado que diesen garrote a mi padre y que ya era muerto, ordenándome al mismo tiempo el que mandara pasar a cuchillo a todos los prisioneros españoles que estaban en mi poder, manifestándome que ya había ordenado que hicieran lo mismo con cuatrocientos que había en Zacatula y otros puntos; esta noticia la recibí a las cuatro de la tarde y me sorprendió tanto, que en el acto mandé poner en capilla a cerca de trescientos que tenían en Medellín, dando orden al capellán (que lo era un religioso apellidado Sotomayor) para que los auxiliase; pero en la noche, no pudiendo tomar el sueño en toda ella, me ocupé en reflexionar que las represalias que iba yo a ejecutar, disminuirían mucho el crédito de la causa que defendía, y que observando una conducta contraria a la del virrey, podría yo conseguir mejores resultados, cosa que me halagaba más que mi primera resolución; pero se me presentaba para llevarla a efecto, la dificultad de no poder cubrir mi responsabilidad de la orden que había recibido, en cuyo asunto me ocupé toda la noche, hasta las cuatro de la mañana que me resolví a perdonarlos, de una manera que se hiciera pública y surtiera todos los efectos en favor de la causa de la independencia; con este fin, me reservé esta disposición hasta las ocho de la mañana… (Ortiz Escamilla, Juan. 2010. Veracruz en armas. La guerra civil 1810-1820. Tomo I- Gobierno del Estado de Veracruz.