Václav Havel: un ícono de la democracia europea
“Me lanzo con frecuencia en proyectos aventureros, aunque yo no sea de naturaleza aventurera”
Havel, 2011 a sus 75 años
Havel, el dramaturgo del teatro del absurdo, cuyas primeras obras fueron “La Fiesta” (1963) y “El Memorándum” (1965), donde su actividad literaria lo fue involucrando paulatinamente en la vida pública de la exChecoslovaquia, en su participación política directa buscaba dotarle de libertades al régimen comunista, ya que tiene como antecedentes la defensa que hace de un grupo de rock disidente, es que era admirador de los Rolling Stone y de Frank Zappa, lo que lo llevo a escribir la famosa “Carta 77”, la cual fue suscrita por intelectuales, artistas, y políticos (particularmente por el reformista Alexander Dubcek) en el que le pedía al régimen comunista respetar los derechos humanos.
Posteriormente se produce la invasión rusa hacia Checoslovaquia para aplastar la famosa “Primavera de Praga”, acción a la que se opuso Havel, hecho que le costó la prohibición de sus obras y por ende su encarcelamiento en los años setenta, y decide no emigrar y comprometerse con la disidencia, por tal motivo fue acusado de sedición por haber defendido los derechos humanos y políticos, con lo cual estuvo encarcelado de 1979 hasta 1984, y al salir de prisión siguió luchando, no fue sino hasta 1989 que se convirtió en líder del Foro Cívico, esto lo logra por su fama de sus 20 años de disidente.
En 1989 al caer el régimen comunista por el impulso de la “Revolución de Terciopelo”, se convierte en el presidente de la República de Checoslovaquia a unos meses de haber sido encarcelado, y hasta 1992, después al separarse pacíficamente las Repúblicas: Checa y Eslovenia, aquel se queda como presidente de la República Checa, en el cual dura 13 años al frente del poder político entre ambas Repúblicas.
Václav Havel escribió sobre si mismo, y en particular de su postura política en el régimen comunista, “Ser demócrata en una democracia es una actividad muy sencilla. Ser demócrata defendiendo una democracia, o luchando por obtenerla, implica acceder a un nivel superior de la política. Y hay quienes han alcanzado ese nivel”.
Havel fue un político postmaquiavélico, que siempre estuvo en la disidencia anticomunista, él como un actor que contribuyó a destruir al comunismo, se enfrentó a la enorme tarea desde el poder de reconstruir a su país y sobre todo a sus ciudadanos, quienes anteriormente no tenían esa característica, por eso en su libro “La Política como Ética Practicable”, escribió
“Estoy convencido de que no podemos construir un Estado de derecho ni un Estado democrático si es que no construimos al mismo tiempo —aunque ello suene poco científico en los oídos de los politólogos— un Estado humano, ético, espiritual y cultural. Las mejores leyes y los mecanismos democráticos mejor concebidos no nos pueden entregar nada: ni siquiera legalidad, tampoco la libertad, ni aun los derechos humanos, si todo eso no está garantizado por determinados valores sociales y humanos”.
De los múltiples homenajes y reconocimientos que recibió en vida, resalto uno, que para mi es importante, al hombre de ideas que se convirtió en un hombres de hechos, por supuesto ser gobernante en la ciudad más bella de Europa, la ciudad natal Franz Kafka: Praga, produjo a este tipo de estadista, que tuvo sus orígenes en los movimientos culturales de la Carta 77 y la Revolución de Terciopelo. En 2005, la revista británica “Prospect” lo situó en el cuarto puesto de su lista de los "cien principales intelectuales del mundo".
Por otra parte, antes y después de la separación de las Repúblicas, a la clase política eslovaca no les agradaba mucho Havel, recuerdo que en 2009, cuando asistí al Parlamento Eslovaco, su Vicepresidente Milan Hort al preguntarle “Cuál es su opinión de Václav Havel, el hombre de la Revolución de Terciopelo?, sólo alcanzo a decirme “es un hombre del pasado”, por supuesto que ya no continúe preguntando, porque sentí el rechazo hacia quien los había dividido y dejarlos en un nivel de vida más bajo que a los checos.
Finalmente, Havel para México debe ser un referente, más ahora donde la política se mercantilizó en el interior de los partidos, porque si a la política no le dotamos de principios, entonces le dejamos la puerta abierta a los oportunistas y arribistas del poder político que sólo buscan enriquecerse en el corto plazo desde cualquier espacio, que van desde la venta de candidaturas hasta ver como un botín cualquier cargo en el gobierno.
19 de diciembre de 2011
México, DF