187.- Alberto de Jesús Zamora Salicrup 1943-2012.

2012-11-02

El pasado verano del 2012, el presbítero Alberto Zamora Salicrup, cumplió 40 años de vida sacerdotal; 40 años como en el pueblo de Israel tardó para llegar a la tierra prometida. Así el pasado 22 de octubre del presente año, en la ciudad de Roma el padre Alberto, entró a la Casa del Padre Celestial. Luego de un cáncer, con que lucho en los últimos años de su vida. Mismo que agradecía y bendecía como parte de una Cruz Gloriosa como parte de la voluntad de Dios. En la eucaristía del pasado 10 de agosto, con motivo de un año más de vida del Arzobispo de Xalapa, don Hipólito Reyes Larios, comunicaba a la feligresía del estado de salud del Padre Alberto Zamora, solicitando las correspondientes oraciones para fortalecerlo, en el sufrimiento. La vida del Padre Alberto Zamora Salicrup, estuvo marcado a la historia de la arquidiócesis de Xalapa, el ingresa al seminario durante el arzobispado de Manuel Pio López, el segundo arzobispo de Xalapa don Emilio Abascal y Salmerón, lo ordena como sacerdote en 1972; don Sergio Obeso Rivera, tercer Arzobispo de Xalapa, le acompañe a Roma para verificar sobre la experiencia del Camino Neocatecunal, fundado por un joven pintor español. Dando paso a la fundación de las primeras comunidades en el país; en las parroquias de Nuestro Señor del Calvario y del Beaterios (hoy Comunidades de Catedral) en el año de 1974. Durante el actual arzobispado encabezado por don Hipólito Reyes Larios, tres comunidades finalizaron el camino, y renovaron las promesas bautismales.
Uno de los profesores de Alberto Zamora Salicrup, y seguramente muy cercano en su formación espiritual lo fue el Doctor en filosofía, sacerdotes, intelectual de Veracruz, José B. Zilli Mánica, primer párroco en el Calvario, a la pocas horas de conocerse de la partida a la Casa del Padre de su hermano en ministerio sacerdotal, alumno, y amigo, escribió: “¿Un nuevo santo?” una magistral y breve biografía sobre la vida y obra de Alberto de Jesús Zamora Salicrup; donde todas de sus facetas fue brillante, como alumno de la Facultad de Derecho de la Universidad Veracruzana, donde estudio entre los años de 1960-1964, titulándose y obteniendo su cedula profesional en 1966. Como docentes en instituciones educativas católicas, hasta el día de hoy sus alumnas le recuerdan con admiración y cariño; sobre todo lo atractivo que era su profesor, mas de una se enamoraron platónicamente de él. Durante su escandaloso ingresó al Seminario de Xalapa, donde también destaco en todo los reglones de su formación religiosa, es enviado a estudiar a la Pontificia Universidad Gregoriana, en Roma. Donde como narra José B. Zilli, su participación en 1968 de la única y primera toma estudiantil de la Universidad.
Alberto de Jesús Zamora Salicrup, fue el primogénito del abogado de los mismos apelativos y la señora Olga Salicrup, el matrimonio engendra a tres hijos: Alberto de Jesús, Olga y José Luis. Alberto nace en la ciudad de Tuxpan, Veracruz, el 28 de enero de 1943. La familia Zamora Salicrup, de estirpe le viene lo relacionado al ejercicio de la abogacía; misma que por amor a su padre Alberto de Jesús siguió.
Pero en Alberto haya había una vocación destinada al servicio del Dios que le habían enseñado sus padres.
La hazaña más importante del Padre Alberto Zamora, fue descubrir durante su estancia en la ciudad de Roma, una nueva forma de revalorar su fe, eran los primeros años del Concilio Vaticano II (1962-1965). Se trataba del Camino Neocatecunal, con una liturgia propia para la salvación de los alejados de la Iglesia; en 1974, y gracias a don Emilio Abascal y Salmerón, Sergio Obeso Ribera y José Benigno Zilli Mánica, nuestro país se dieron las primera catequesis en anunciar la Buena Nueva proclamada en los evangelios, hoy es una realidades en la iglesia católica apostólica romana en México. Son miles de recuerdos con el Padre Alberto Zamora Salicrup, en mi corazón recuerdo su ardiente fervor a las jornadas mundiales de la juventud con el sucesor de Pedro, en los más diversos países del mundo. Donde tuvo el privilegio de acompañarlo.
Varios amigos de la prensa me preguntaba durante el funeral el pasado 29 de octubre, sobre ¿que es el Catecumenado? Remito un documento pontificio, para explicar un poco de dicha experiencia religiosa:

EL PAPA JUAN PABLO II,
Al venerado hermano monseñor
PAUL JOSEF CORDES
Encargado "ad personam" del apostolado de las Comunidades Neocatecumenales
Siempre que el Espíritu hace germinar en la Iglesia impulsos de una mayor fidelidad al evangelio, florecen nuevos carismas que manifiestan tal realidad y nuevas instituciones que la ponen en práctica. Así ha sucedido después del concilio de Trento y después del concilio Vaticano II.
Entre las realidades suscitadas por el Espíritu en nuestros días figuran las comunidades Neocatecumenales, iniciadas por el señor K. Argüello y por la señora C. Hernández (Madrid, España), cuya eficacia para la renovación de la vida cristiana era acogida por mi predecesor Pablo VI como fruto del Concilio: "Cuánta alegría y cuánta esperanza nos dais con vuestra presencia y con vuestra actividad... Vivir y promover este despertar es lo que vosotros llamáis una forma de después del bautismo que podrá renovar, en las actuales comunidades cristianas, aquellos efectos de madurez y de profundización que en la Iglesia primitiva se realizaban gracias al período de preparación al bautismo" (Pablo VI a las comunidades Neocatecumenales, audiencia general, 8 de mayo de 1974, en Notitiae 96 [1974] 230)
También yo, en los numerosos encuentros que he tenido como obispo de Roma, en las parroquias romanas, con las comunidades Neocatecumenales y con sus pastores, y en mis viajes apostólicos a muchas naciones, he podido constatar copiosos frutos de conversión personal y un fecundo impulso misionero.
Tales comunidades hacen visible en las parroquias el signo de la Iglesia misionera y "se esfuerzan por abrir el camino a la evangelización de aquellos que casi han abandonado la vida cristiana, ofreciéndoles un itinerario de tipo catecumenal, que recorre todas aquellas fases que en la Iglesia primitiva recorrían los catecúmenos antes de recibir el sacramento del bautismo; les acerca de nuevo a la Iglesia y a Cristo" (cf Catecumenato postbattesimale en Notitiae 96 [1974] 229) Es el anuncio del evangelio, el testimonio en pequeñas comunidades y la celebración eucarística en grupos (cf Notificazione sulle celebrazioni nei gruppi del "Camino Neocatecumenale" en L'Observatore Romano, 24 de diciembre de 1988) lo que permite a sus miembros ponerse al servicio de la renovación de la Iglesia.
Numerosos hermanos en el episcopado han reconocido los frutos de este Camino. Quiero limitarme a recordar al entonces arzobispo de Madrid, monseñor Casimiro Morcillo, en cuya diócesis y bajo cuyo gobierno han nacido, en el año 1964, las comunidades Neocatecumenales que acogió con tanto amor.
Después de más de veinte años de vida de las comunidades, difundidas en los cinco continentes,
- teniendo en cuenta la nueva vitalidad que anima a las parroquias, el impulso misionero y los frutos de conversión que brotan del testimonio de los itinerantes y, últimamente, de la obra de las familias que evangelizan en zonas descristianizadas de Europa y del mundo entero;
- considerando las vocaciones a la vida religiosa y al presbiterado de este Camino y el nacimiento de colegios diocesanos de formación al presbiterado para la nueva evangelización, como el Redemptoris Mater de Roma;
- habiendo visto la documentación por Vd. presentada:
acogiendo a la petición que se me ha dirigido, reconozco el Camino Neocatecumenal como un itinerario de formación católica, válida para la sociedad y para los tiempos de hoy.
Deseo vivamente, por tanto, que los hermanos en el episcopado valoricen y ayuden -junto con sus presbíteros- a esta obra para la nueva evangelización, para que se realice según las líneas propuestas por los iniciadores, en espíritu de servicio al Ordinario del lugar y en comunión con él, y en el contexto de la unidad de la Iglesia particular con la Iglesia universal.
En prenda de este vivo deseo, imparto a Vd. y a cuantos pertenecen a las comunidades Neocatecumenales, mi bendición apostólica.
Desde el Vaticano, a 30 de agosto de 1990, XII de pontificado.