Espaldarazo de Duarte a Buganza

Arturo Reyes Isidoro

Prosa Aprisa

2013-07-11

Vaya espaldarazo que le acaba de dar el gobernador Javier Duarte de Ochoa al secretario de Gobierno, Gerardo Buganza Salmerón. Ese “que no cunda el pánico. Buganza está trabajando de manera muy importante, es un funcionario que tiene toda mi confianza” es muy esclarecedor en varios sentidos.
Al cordobés, desde que llegó al cargo, varios priistas que aspiraban y aspiran al puesto que ocupa le han cuestionado su pasado panista y no han bajado la mira con el propósito de que lo echen de la Secretaría, además de que cada vez que pueden y han podido lo han golpeado mediáticamente.
Buganza se fue desencantado del PAN luego de que el presidente Calderón le dio la espalda en su lucha legal por alcanzar la gubernatura del estado porque según afirma y dice tener documentos probatorios, le ganó la elección al entonces candidato priista Fidel Herrera Beltrán.
Desde entonces decidió no participar en ningún partido político más, aunque en 2010, al frente de una organización civil que formó decidió sumarse al candidato al Gobierno del estado Javier Duarte de Ochoa, en parte como un desquite contra el entonces candidato del PAN Miguel Ángel Yunes Linares, a quien señala de haber sido quien lo mal informó con Calderón y por eso éste le negó el apoyo que necesitaba para defender lo que él consideraba su triunfo.
En 2010, en aquella cerrada contienda electoral entre Duarte y Yunes, casi se puede afirmar que los votos que le allegó Buganza al priista fueron determinantes para que alcanzara la gubernatura, lo que le valió en correspondencia que fuera nombrado al frente de la segunda posición más importante del Gobierno estatal.
Desde entonces, desde el inicio de la actual administración estatal, Buganza ha mantenido su determinación de no afiliarse a ningún partido así como no deja de reiterar que no pretende aspirar al Gobierno del Estado, lo que considera que es una garantía al Gobernador para que se despreocupe de que pueda hacer grilla afuera y adentro al margen o en contra del Ejecutivo, y por lo tanto ser un factor de división, de preocupación o de desestabilización política.
Pero, que se sepa, su permanencia no ha sido nada fácil. Ha sido víctima de la política de grupos, de los golpes mediáticos, de quienes aspiran a sucederlo y de quienes quisieran que el Gobernador le retirara su confianza. Incluso se sabe que a la caída de Ranulfo Márquez Hernández como delegado del CEN del PRI en Puebla, el ex gobernador Fidel Herrera Beltrán pretendió que lo nombraran en lugar de Buganza, cosa que no se le concedió.
Ahora, a medida que se acercaba el final del proceso electoral, de nuevo se desataron los rumores de que se iría, de que lo sucedería el presidente del CDE del PRI, Erick Lagos Hernández; el secretario particular del Gobernador, Jorge Carvallo Delfín; o el alcalde de Tuxpan, Alberto Silva Ramos.
Precisamente fue por eso que ayer los reporteros le preguntaron a Duarte de Ochoa sobre el futuro de Buganza Salmerón, y la respuesta no deja duda alguna.
Ese “tiene toda mi confianza” debió haber caído como balde de agua fría sobre la cabeza de quienes pretenden su salida.
Pero seguramente esa confianza que se ha ganado del Ejecutivo estatal no es gratuita. Callado, disciplinado, poco a poco se la fue ganando a la par de que fue demostrando no sólo su lealtad a toda prueba sino su experiencia política, su capacidad de operación, su poder de convocatoria y convencimiento y su alto nivel de relaciones con actores políticos del país, que mucho le han servido a la administración de Javier Duarte de Ochoa.
Discreto, tiene otra virtud política: jamás se adjudica logros ni le resta méritos al responsable de la conducción política del estado y nunca alardea. Mantiene el más bajo perfil que puede, pero adentro hay quienes sí saben la valía de su trabajo a favor de la causa de Duarte, como el que realizó en el actual proceso electoral, que le acabó de ganar toda la confianza del Gobernador. No falló y entregó buenas cuentas. Demostró de lo que es capaz.
No será nada raro que el reconocimiento que obtuvo ayer lo coloque en el ojo del huracán. Seguramente ahora los ataques mediáticos en su contra habrán de arreciar. Sus oraciones diarias en Catedral a las siete de la noche, su trabajo y el respaldo del gobernador Duarte lo han de mantener impávido.
Mota y Marcelo cumplieron
En su momento, cuando creció enormemente la posibilidad de que se concretara la alianza política PAN-PRD para contender juntos en el proceso electoral, ante la seria posibilidad de un descalabro para el PRI, se consideró seriamente las candidaturas de Adolfo Mota Hernández y de Marcelo Montiel Montiel para los distritos de Coatepec y de Coatzacoalcos, para lo cual habrían de dejar las Secretarías de Educación y de Desarrollo Social estatales, respectivamente.
Cuando la citada alianza de derecha e izquierda se evitó, se les dejó en el cargo pero bajo el compromiso de que como factores políticos claves en sus respectivas demarcaciones deberían garantizar el triunfo de los candidatos que postulara su partido o su coalición, lo que finalmente han logrado, incluso no sólo de los candidatos a alcaldes sino a diputados locales.
Mota está ahora ya metido en todo el proceso educativo de cara al nuevo ciclo escolar que viene, y Marcelo en su trabajo de contenido social que habrá de reactivarse una vez que terminó la veda electoral. Ambos cumplieron y se han hecho acreedores a una estrellita en la frente.