Neoliberalismo y educación

2013-06-19

Explica José Silvestre Méndez Morales –economista investigador de la UNAM– que el neoliberalismo económico es una corriente que se basa en el liberalismo del siglo XIX, cuyo principal representante es Adam Smith con su obra “La riqueza de las naciones” publicada en 1776. Presenta tres principios fundamentales: la libertad personal, la propiedad privada y la iniciativa y propiedad privada de las empresas.

Smith aseguraba que cada capitalista, al buscar el beneficio propio, buscaba el de los demás; por lo que no se requería de la intervención del Estado en la economía. Su principal planteamiento afirma que el libre mercado es el único mecanismo que asegura la mejor asignación de recursos en la economía y en consecuencia promueve el crecimiento económico.

Contrario a Smith, Keynes recomienda la intervención del Estado con la finalidad de propiciar y fomenta la inversión y en consecuencia la producción, el empleo y la demanda para retardar los efectos de una crisis económica. Sin embargo, en las décadas de los ochenta y los noventa, el neoliberalismo se reafirma como una clara oposición a los excesos, abusos y corrupciones del intervencionismo estatal que no tiene limitaciones o controles por parte de la sociedad. En los ochenta Margaret Thatcher en Inglaterra y Ronald Reagan en Estados Unidos ponen de moda el neoliberalismo al aplicar en sus países políticas económicas bajo esta tendencia.

Algunas características teóricas son el laissez faire, la libre competencia del mercado, la no intervención del Estado, libre circulación de mercancías, venta de empresas paraestatales, prioridad del mercado mundial sobre el mercado interno, crecimiento con equilibrio financiero, comercial y gubernamental. Adelgazamiento del Estado, remuneraciones conforme lo que se produce, debilitamiento del sindicalismo, desaparición del corporativismo, combate al monopolio...

En el caso mexicano se habla de neoliberalismo a partir del sexenio de Miguel de la Madrid hasta la fecha. La dependencia del mercado externo ha hecho crecer la deuda y la ayuda del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, ha presionado para firmar cartas de intención en las que México se compromete a seguir una política económica neoliberal cediendo concesiones al capital extranjero.

Esto ha tenido como consecuencias, a decir de Arturo Huerta, que “los problemas actuales de la economía… se derivan no sólo de modelos fallidos de crecimiento, sino que han sido agudizadas por las políticas de ajuste y de apertura comercial y financiera que se ha venido instrumentando en los últimos años”. El ejemplo más sonado del neoliberalismo en México es impulsado por Salinas de Gortari y su afamado “Tratado de Libre Comercio”, como modelo de “modernización” y liberalización de la economía mexicana, con sus asimetrías y sus consecuencias de marginación y pobreza.

Para Raymundo Ramos, “el modelo neoliberal ha llevado al país en 25 años al desmantelamiento de la planta productiva, al agotamiento de las reservas económicas y a la ruina generalizada de las clases laborales”. Finalmente, no debe sorprendernos la pobreza que se ha generalizado por todo el país, con lo que el modelo neoliberal ha demostrado ser incapaz de neutralizar los estragos de la crisis y su desigualdad social.

Mauricio Beuchot comenta las consecuencias nefastas que tiene para el hombre esta ideología económica, política y social. Baste decir que exacerba hasta lo indecible la libre empresa, la libre circulación y la libre competencia del liberalismo antiguo o clásico. Como capitalismo extremo, está polarizado hacia el consumo y, por ende, al hedonismo como sentido de la vida desatando las fuerzas ciegas de la competencia. El hombre y la mujer neoliberales están llenos de prisa, de angustia y de tensión, de envidia y, por tanto, de rencor.

En este periodo la educación ha fracasado en cuestiones de calidad. Los problemas que había el siglo pasado siguen vigentes en nuestros días. Los avances en números no se pueden negar pues se ha mejorado en términos cuantitativos, se ha ampliado la cobertura y se ha reducido el analfabetismo. Pero tampoco se pueden ocultar las limitaciones que dejan pendientes varios renglones de la agenda educativa. Y lo más importante: la dirección que deberá tomar.

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