Savater, una mirada a la educación

2013-04-08

Fernando Savater ofreció una conferencia magistral el 4 de mayo de 2011, durante la presentación, por parte del SNTE, de la Convocatoria al Quinto Congreso Nacional de Educación y Tercer Encuentro Nacional de Padres de Familia y Maestros. De la versión estenográfica extraigo los siguientes conceptos.

Antes la educación era una cosa restringida a los maestros y a los padres con niños pequeños; el resto de la sociedad prácticamente no se interesaba en ella. Cuando escribió El Valor de Educar, el editor le dijo: «Hombre, ¿no podrías quitar la palabra “educación”? Porque es una palabra que limita mucho el alcance del libro; sólo va a interesar a profesionales o a padres de familia con hijos menores, pero no va a interesar al público en general».

Savater insistió: «No, es que yo lo que quiero es conservar la palabra educar porque quiero que el público en general se interese por educar». Tiene que ser el público —continúa Fernando—, tiene que ser el pueblo, tiene que ser la ciudadanía, quien se interese por la educación; porque los políticos normalmente no tienen la visión en el tiempo de la educación. La educación es imprescindible, pero actúa a plazos largos.

Si a partir de mañana se empezara a educar como todos deseamos, como en la utopía más hermosa, ¿cuándo se notaría el efecto de ésta educación en la vida social, en la vida colectiva? Probablemente hasta dentro de 15 ó 20 años, porque sus efectos se van acumulando y crecen con los propios educandos. El político no piensa a largo plazo, sólo piensa en el presente.

Tiene que ser la sociedad la que exija el interés por la educación, la que fuerce de alguna manera a los políticos a preocuparse por la educación, no simplemente a mejorar los dispositivos tecnológicos. La educación es algo que se hace persona a persona, como otras muchas cosas importantes de la vida, porque sólo un ser humano puede enseñar a otros a ser humanos, y a convivir entre seres humanos. Ninguna máquina, ningún aparato lo puede hacer.

Como fuentes de información las computadoras son extraordinarias, pero no es lo mismo informar que educar. La información es parte de la educación. Preparar intelectualmente, laboralmente, científicamente a las juventudes es algo indispensable, en un mundo tecnológicamente avanzado. Antes, la educación se basaba en dar a los niños información sobre temas que desconocían; es decir, los niños se mantenían al margen de ciertas realidades de la vida, por ejemplo, las vinculadas con el sexo, la muerte, la ambición, etcétera, y poco a poco la educación les iba revelando esas realidades, conforme crecían.

Hoy los niños ven televisión, navegan por internet, se comunican e intercambian mensajes por celular u otras opciones. Están híper informados. La escuela no es el lugar de transmisión de la información, porque esa información les está llegando constantemente por otras vías. Entonces la educación es el arte de aprender a ordenar la información, lo que la hace más útil que nunca, porque precisamente en las informaciones que les llegan a través de redes sociales, de medios de comunicación como la televisión, viene todo mezclado, lo útil y lo inútil, lo verdadero y lo falso, lo atroz y lo piadoso; todo está junto, todo está revuelto. La educación es el arte de enseñar a los jóvenes, a los niños, para que aprendan a manejarse en ese caos informativo.

La educación está tan unida a la condición humana que es imposible que nadie se quede sin ser educado. El problema es quién va a educar, si es una persona con conocimientos, con buena voluntad social, si son personas que quieren hacer progresar a sus comunidades. O van a ser educados por la banda de gánster de su barrio, por los peores ejemplos que ven en la televisión, por los que creen que el triunfo social se basa exclusivamente en la acumulación de dinero.

Educan, por supuesto, los padres en su casa, los profesionales de la educación, los medios de comunicación, quienes además de informar y entretener, tienen una dimensión pedagógica de la cual deberían ser conscientes.  Educan las personas de relevancia pública, políticos, artistas, deportistas. Educan para bien o para mal, pero educan; su ejemplo es seguido por mucha gente, y no sabemos el impacto que dejan en el tiempo y las acciones.

gilnieto2012@gmail.com